PABLO
No sé cuanto tiempo pasó hasta que empecé a sentir como mis dedos recobraban el movimiento. Aquello tenía que ser una broma de mal gusto, pero ¿Cómo había conseguido la chica de pelo oscuro que no me moviera? Me agité intentando soltarme de aquellas esposas y tras gritar en vano comencé a temerme lo peor. Miré a mi alrededor, pero en esa oscura estancia solo me llamó al atención que no hubiese ventanas.
-¡Socorro! - grité esperando que alguien me escuchase.
Agotado con esa situación apoyé la cabeza en la pared y cerré los ojos intentando respirar pausadamente. Todo estaba fuera de mi entendimiento. ¿Qué querían de mi? No sabía que intenciones tenían conmigo ni para que les iba a servir un chico normal de clase media que no tenía claro ni que hacer con su vida.
Entonces escuché como alguien tocaba el pomo de la puerta con la mano y con rapidez abrí los ojos. Un gran chorro de luz se deslizó por las escaleras, casi haciendo que entornara los ojos acostumbrado ya a la oscuridad.
No tardaron en asomar unos pies que a paso lento bajaron las escaleras de caracol. Con tanta luz no pude distinguir con claridad de quien eran aquellos pies hasta que su figura terminó de bajar las escaleras.
Era una chica de estatura media, con la piel pálida y un largo cabello oscuro, que ni se dignó a mirarme más de un segundo seguido, pero me dio tiempo a darme cuenta de que sus ojos eran azules, sin un atisbo de heterocromía por ningún lado. Caminó con rapidez en dirección a lo que esta vez pude ver con claridad, unas estanterías al fondo con productos de limpieza.
De ahí cogió un pequeño cubo y lentamente se posicionó a mi lado.
-¿Como te encuentras? - preguntó secamente.
-Débil – confesé.
Me observó durante unos segundos más y solo entonces opto por agacharse a mi lado, introdujo la mano en el cubo y sacó de el un vaso lleno de un extraño liquido azul.
-Bebe – me ofreció el vaso.
Negué con la cabeza intentando soltarme de aquellas malditas esposas.
-¡¿Por qué me tenéis aquí?! - elevé el tono de la voz y esquivé el vaso que se aproximaba a mi.
-Bebe – dijo haciendo caso omiso a mi pregunta.
-¿Crees que voy a beber algo que provenga de vosotros? - sonreí de forma irónica.
Esta vez ella puso los ojos en blanco y dejó el vaso de nuevo en el cubo.
-¿Crees que eres el primero en pasar por aquí y comportarte así? - esta vez la sonrisa irónica fue la suya que continuo hablando con gesto más enfadado- ahórrame tiempo y bebe lo que te ofrezco.
Fruncí el ceño y acepte resignado. Ella volvió a coger el vaso y cuando lo tuve suficientemente cerca lo golpeé con el mentón consiguiendo tirarlo al suelo.
La chica enfurecida soltó un sonido grave de desaprobación y caminó de nuevo hacia las escaleras.
-¡Erick! - gritó con fuerza.
Comencé a revolverme y agité los pies intentando derramar el contenido del cubo cuando escuche los pasos de aquel tal Erick bajando las escaleras.
Sin perder tiempo él se acercó a mi y golpeó mi cabeza contra la pared haciendo que todo retumbara dentro de mi.
-Ábrele la boca – miró a la chica que no tardó en hacer lo que él pedía. Se sentó a mi lado y pasando sus manos por mi rostro comenzó a tocarme la boca.

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GAZOKS (parte 1)
RomansaPablo, chico corriente que vive sumergido en sus problemas cuando se muda a vivir con su padre después de la perdida de su madre, descubre nuevos mundos y personas de la mano de una chica. Arima, chica no humana que vive sumergida en un mundo lleno...