CAPITULO 49

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PABLO

Corrí por el pasillo a toda prisa siguiendo los pasos de Madu hasta llegar a las escaleras que daban a la enfermería. En ese momento mi cuerpo se paralizó, no podía dar un paso más por temor a lo que podía encontrarme.
-Pablo vamos muévete -Arima tiró de mi obligándome a subir las escaleras.
Armándome de valor entré en la enfermería y guié la vista hacia donde estaba Elena.
-¡Pablo! -gritó Elena extendiendo la mano.
Sin pensármelo corrí hacia ella y levanté la vista para mirar a la chica de rostro pálido y pelo negro como el azabache que atendía por segunda vez a Elena.
-Su herida cada vez tiene peor pinta -me miró de reojo y apartó la sábana para que pudiera ver la pierna de Elena .
Aparté de inmediato la vista y apreté con fuerza su mano. -Dios mio.. -susurró Arima posicionándose a mi lado -hay que hacer algo para..
Con rapidez tiré su sábana al suelo y la cogí en brazos.
-¡¿Se puede saber que haces?! -la chica de piel pálida intentó frenarme posicionándose delante de mi.
-¡Salvarla! -grité fuera de si.
Sentí como Elena se aferraba con más fuerza a mi mientras sollozaba desconsoladamente.
No iba a dejarla morir, no después de ser yo el culpable de haberla hecho llegar hasta aquí.
-¡Aparta! -grité de nuevo.
La chica se hizo a un lado y lo más rápido que pude salí de la enfermería sujetando con fuerza a Elena.
Bajé las escaleras bajo la atenta mirada de los huesudos y esquivando a cada uno de ellos me dirigí a la salida de la guarida.
-Tranquila.. -susurré fijándome de nuevo en su pierna donde ya le faltaba parte de piel.
Escuché a lo lejos la voz de Arima, pero ni aún así me giré. No podía frenar mis pasos, no podía parar y dejar que Elena acabara muerta por mi culpa.
Con una mano saqué la llave del bolsillo de mi pantalón y abriendo la puerta salí corriendo en busca de la salida sin percatarme de que tras cruzar la sala de peceras aquel lugar estaba completamente repleto de humanos.
-Chico.
Una voz me hizo frenar de golpe.
-Chico, ¿qué ha pasado?
Me giré lentamente y me quedé quieto sin saber que hacer cuando un hombre canoso que por su uniforme intuí que era seguridad de aquel parque se acercó a mi.
-Tranquilo chico -extendió sus brazos y continuó hablando mientras la gente que se divertía en aquel Aquarium reparaba al fin en mi presencia -entregame a la chica y dime que es lo que ha pasado.
Miré a Elena que ya había perdido la consciencia y desvié la vista hacia la entrada de la guarida donde Abril cruzada de brazos me miraba con cara de pocos amigos.
Sin pensármelo dos veces entregué a Elena a aquel guardia de seguridad mientras escuchaba de fondo como alguien llamaba a una ambulancia.
Volví a fijar la mirada en la entrada de la guarida y me topé con la puerta cerrada. Era evidente que a nadie le había gustado lo que había hecho, pero no estaba dispuesto a dejar a Elena morir en aquel lugar.
-Chico, ¿qué es lo que ha pasado? -preguntó de nuevo el anciano.
Cuando quise hablar escuché el sonido de las sirenas, y solo entonces me di cuenta de lo grave que era mi situación. ¿Como iba a explicar a todos lo que había pasado?

GAZOKS  (parte 1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora