CAPITULO 46

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Arima

Salí del baño arrastrando los pies hasta llegar a la cama, pero una vez ahí me quedé quieta observando a Pablo dormido con un brazo encima de su rostro.
Había pasado la noche conmigo, respirando profundamente mientras sentía como de vez en cuando acariciaba mi pelo o me besaba suavemente en la mejilla.
Suspiré cogiendo el pantalón de pijama ya seco y sonreí sin poder evitarlo.
¿Quién me iba a decir que mi primera vez iba a ser con un humano?
Me puse la camiseta y volví a tumbarme en la cama a su lado. Me acurruqué cerca de él apoyando la cabeza en su pecho y respiré profundamente su aroma.
-¿Ya te has despertado?..
Su voz hizo que levantara la vista y le mirara a sus ojos aún adormilados.
-Estaba apunto de pellizcarte.. -susurré esbozando una ligera sonrisa – necesitaba saber a ciencia cierta si todo esto es un sueño.
Pablo sonrió sin poder evitarlo y apoyando sus codos en la cama se incorporó.
-Para saber eso necesitas pellizcarte a ti y no a mi.
Acercó su mano a mi brazo y sin borrar la sonrisa de su rostro me pellizco ligeramente.
-No es un sueño.. -dije acercándome a sus labios.
Él pasó su mano libre por mi pelo y frenó al llegar a mi nuca.
-Y si lo es no quiero despertar..
Sus labios se unieron a los míos y nos fundimos en un apasionado beso que no hizo nada más que revivirme la noche anterior.
Separó su boca de la mía y tras besar mi frente se puso de pie buscando su ropa en el suelo.
Me tumbé mirando al techo y desvié la vista hacia él durante un segundo.
-Somos los únicos que quedan de nuestro grupo..
Pablo se terminó de abrochar el pantalón y me miró esta vez con semblante serio.
-Ha los demás los mató Zafir, si todas esas batallas acabaran nadie volvería a pasar por lo que hemos pasado nosotros -dijo.
Fruncí el ceño. Era evidente que Zafir había hecho muchas cosas malas, pero siempre nos había protegido en contra de todo el mundo. Suspiré algo cansada con aquel tema..¿Por qué se le había metido en la cabeza que matar a Zafir solucionaría algo?
-Yo vengaré a mi madre.. -se puso la camiseta y se peinó con los dedos el pelo mientras me miraba fijamente – tu deberías hacer lo mismo con tus amigos.
Esta vez me incorporé algo molesta.
-Jamás iré en contra de los míos -dije con sequedad mientras me levantaba de la cama – jamás apoyaré a los huesudos para que maten a mi gente.
Pablo puso los ojos en blanco y caminó hacia la puerta, pero antes de tocar el pomo frenó de golpe al escucharme de nuevo.
-Es más, siempre joderé los planes que tengáis contra la nave.
Esta vez se giró lentamente y me apuntó con el dedo con enfado.
-¡Por mucha sangre humana que corra por tus venas nada en ti a cambiad…
De golpe se quedó en silencio.
-¿Sangre humana? -pregunté frunciendo el ceño y acercándome a él.
Pablo palideció de inmediato y escuché el latir de su corazón acelerado, tanto que por un momento temí que llegara a explotar. Su respiración se agitó y con una rapidez poco habitual en él, abrió la puerta del dormitorio y salió a toda prisa. Sin perder tiempo corrí detrás de él y con fuerza tiré de su brazo haciéndole girar.
-¿De que sangre humana hablas? -pregunté de nuevo temerosa de lo que podía llegar a oír.
Los huesudos que caminaban por el pasillo nos comenzaron a observar mientras murmuraban a nuestro alrededor sin apenas disimular su curiosidad.
Clavé la mirada en los ojos algo rojizos de Pablo y supe de inmediato que algo no andaba bien.
-Te inyectó su flor Ika -la voz de Abril interrumpió en el pasillo, pero aún así seguí con la mirada clavada en Pablo. -Ibas a morir.. -susurró al fin esquivando mi mirada.
-¿Que quieres decir con…
-Inyecté mi sangre en tu cuerpo para salvar tu vida cuando en la batalla de los bastardos estuvieron a punto de acabar contigo.. -me interrumpió comenzando a sudar lleno de nerviosismo – te saqué de aquel lugar y te salve de una muerte segura.
Abril con una sonrisa en el rostro dio un paso hacia adelante.
-Unió tu vida a la suya de por vida cuando pasó su flor Ika a tu cuerpo moribundo.
Soltó una carcajada sonora y dio otro paso hacia mi.
-Es por ese único motivo por el que no acabamos contigo cuando te capturamos – dijo fulminándome con la mirada – si te matamos también moriría él.
Dejé de mirarla y sentí que me faltaba el aire.
¿Me llevaba ocultando durante tanto tiempo algo tan importante? Mi respiración comenzó a agitarse y di un paso hacia atrás algo mareada sintiendo que el aire me faltaba.
Vi a Pablo mover la boca intentando explicar lo que había hecho, pero había dejado de escuchar hacía un buen rato. Todo mi alrededor empezó a dar vueltas y mi mirada se nubló haciéndome perder el equilibrio. Antes de tocar el suelo, alguien me cogió al vuelo. Levanté la vista y mis ojos se posaron en los de Aiden que lleno de preocupación me cogía entre sus brazos antes de que yo perdiera la conciencia por completo.

GAZOKS  (parte 1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora