PABLO
Caminé por los pasillos de la guarida de los huesudos bajo la atenta mirada y cuchicheos de los demás mientras le daba vueltas al mismo tema.
¿Por qué Zuko no murió si Draven que portaba su sangre fue asesinado?
Subí unas escaleras metálicas y abrí la puerta de la enfermería.
Lentamente caminé hacia la cama de Elena y la observé apartando ligeramente una cortina que la separaba de la otra cama.
¿Y si moría? ¿Como iba a vivir cargando con su muerte?
Me senté a su lado y suspiré agotado con aquella situación.
No la conocía lo suficiente, pero Elena era la única persona que me hacía recordar al Pablo del pasado, ese que solo se preocupaba de tonterías sin importancia.
-Tienes que despertar… -susurré cerrando los ojos y sujetando una de sus manos -necesito saber que al menos tú estás bien.
Resoplé y apreté su mano con fuerza.
-No hemos llegado ni a conocernos bien y ya te estoy perdiendo..
-Ya veo que la humana era importante para ti.
Abrí los ojos y clavé la mirada en el huesudo de la lengua viperina, pero sin poder evitarlo desvié mi vista hacia su mejilla que aún seguía con un gran vendaje.
-Lo siento.. -susurré sabiendo que yo era el culpable de la cicatriz que iba a llevar de por vida en el rostro.
Él se encogió de hombros y miró de nuevo a Elena.
-Siento mi comportamiento – se disculpó sin apartar la vista de ella – a veces no me soporto ni yo mismo.
Puso los ojos en blanco y se mordío el labio.
-Suelo perder de vez en cuando la cabeza y hacer alguna tontería.
-Ella no debería haber estado con nosotros -comenté sin soltar su mano – le dije que no debía venir con nosotros y no me equivoqué..
-¿Es tu pareja? -preguntó sentándose en el otro extremo de la cama.
Negué con la cabeza.
Por alguna extraña razón aquel huesudo no me generaba desconfianza.
-Mi hermanastra.
Al fin sonrió y me extendió su mano en un gesto amigable.
-Soy Madu.
Estreché su mano y por primera vez desde que había llegado a aquel lugar le devolví la sonrisa.
-Mi nombre es…
-Pablo -la voz de Elena nos sobresaltó a los dos que rápidamente giramos la cabeza en su dirección. Ella con los ojos adormilados y el rostro algo cansado me sonrió.
-Estoy aquí.. -susurré apretando su mano y acercándome aún más a ella.
-No me he muerto.. -volvió a sonreír y esta vez cerró los ojos exhalando con fuerza.
Lleno de felicidad me abalancé encima de ella abrazándola con delicadeza.
Sentí como ella levantaba lentamente su mano y me la pasaba por la espalda intentando de alguna forma devolverme el abrazo.
-¿Has llamado a mi madre para contarle todo? -preguntó en un hilo de voz.
Solo entonces me aparté de ella para mirarla fijamente.
-No he llamado a nadie -me llevé una mano al pelo en busca de las mejores palabras para explicar aquella situación.
Madu llamó su atención acercándose aún más a ella.
-Creo que deberías primero recuperarte y ya habrá tiempo de otras cosas -sonrió intentando tranquilizarla.
Suspiré agradeciéndole aquellas palabras.
Ella en cambió frunció el ceño sin apartar la vista de él.
-Estuviste apunto de matarme -dijo con seriedad.
Madu se alejó ligeramente de ella y se pasó una mano por el pelo.
-Creo que debería irme y dejaros hablar con tranquilidad.
Hizo un gesto con la cabeza y mirándome por última vez se fue dejándonos a solas.
-Fue él el que quiso..
-Primero recuperate y después tendremos una larga conversación para explicarte algunas cosas - acercándome de nuevo a ella besé su frente y ella asintiendo cerró los ojos aún adormilados.
Cansado me tumbé a su lado apoyando la cabeza junto a la suya sintiéndome al fin algo relajado.
Si a Elena le hubiese pasado algo jamás me lo hubiese podido perdonar.
Al fin y al cabo era inocente en todo aquello. Cerré los ojos dejando que el silencio de aquella enfermería se apoderase de mi y en pocos segundos me quedé dormido.

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GAZOKS (parte 1)
RomancePablo, chico corriente que vive sumergido en sus problemas cuando se muda a vivir con su padre después de la perdida de su madre, descubre nuevos mundos y personas de la mano de una chica. Arima, chica no humana que vive sumergida en un mundo lleno...