CAPITULO 22

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PABLO

Me senté en la cama cubriendo con mis manos mi rostro y suspiré agotado por la situación.
-Me llamo Elena -sentí como se sentaba a mi lado.
Dejé de cubrir mi rostro y la observé con atención.
-No pienso contar nada de lo que he visto -comentó clavando la mirada en la puerta del baño donde aún se escuchaba el agua correr -debes prometerme a cambio que esa psicópata no me pondrá una mano encima.
-No es una… -me quedé en silencio sin creerme demasiado mi respuesta – prometo que no te hará nada.
Elena esta vez giro su cabeza para mirarme y al fin esbozó una ligera sonrisa llena de tristeza y miedo.
-Se que no es de mi incumbencia pero...¿Donde estabas metido todo este tiempo? Me levanté de la cama y caminé hacia el escritorio en busca de algún cigarrillo.
-Me secuestraron -confesé agarrando una cajetilla que había encima del ordenador -pero eso era mejor que darme cuenta de que mi padre había superado la muerte de mi madre de forma tan repentina.
Saqué de dentro de la cajetilla un mechero y me llevé el cigarrillo a la boca bajo su atenta mirada.
-Creo que con veintitrés años ya eres suficientemente mayor como para entender que tu padre es….
-No te permito que te metas en mis asuntos personales sin apenas saber nada de mi -la interrumpí molesto mientras soltaba el humo con gesto enfadado.
Ella se mordió el labio algo tembloroso pero no apartó la mirada de mi, como si aquello fuera un juego de ver quien podía aguantar más sin reír. Pero nadie estaba dispuesto a perder.
-Debes darle una oportunidad.. -rompió el silencio dando un paso hacia a mi y solo entonces pude fijarme en el brillo de su mirada que solo me confirmaba que estaba apunto de derrumbarse.
Solté de nuevo el humo después de llevarme el cigarrillo a la boca con total indiferencia y ella indignada con mi actitud se giró saliendo así de la habitación.
Suspiré recordando lo mal que había acabado con mi padre la última vez que le ví. ¿Como podía superar la muerte de mi madre con tanta facilidad?
Escuché la puerta del baño abrirse y desvié mi vista hacia Arima.
-Eso de que no voy a ponerle una mano encima.. -puso los ojos en blanco y se acercó a mi arrebatándome el cigarrillo de la mano.
-Me han hablado mucho de esto -cambiando de tema examinó el cigarrillo frunciendo el ceño de una forma tan adorable que hacía que su pinta de chica dura se desvaneciera de golpe.
Me miró por un segundo y no pude hacer otra cosa que sonreír como un completo idiota. ¿Que tenía aquella chica?
Ella ajena a mis pensamientos se acercó el cigarrillo a la boca y le dio una calada que le causó tos inmediatamente.
-Pero que porquería…
Solté una carcajada quitándole el cigarrillo y solo entonces me fijé en su pequeña cicatriz.
-Arima… -susurré aguantándome las ganas de acariciar su herida.
Me arrepentía de no poder haber llegado antes de que aquella Gazok tocara su rostro.
Tiré el cigarrillo sin saber que decir y di un paso hacia atrás.
-Voy a entrar a ducharme -me quedé en silencio de nuevo fijándome en lo bien que le quedaba mi ropa -no hagas nada que yo no haría.
Le supliqué con la mirada y decidido caminé hacia el baño.

GAZOKS  (parte 1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora