GAZOKS (parte 1)

CAPITULO 16

PABLO

Apreté los dientes con fuerza cuando abrí los ojos por el fuerte dolor en mi espalda, y me sorprendí cuando me vi rodeado de hojas y ramas por todos lados.

¿Qué había pasado?

Intenté moverme al recordar que Abril seguía fuera peleando contra los huesudos, pero me quedé quieto al sentir unos pasos cerca de mi.

Entorné los ojos para intentar distinguir algo y entonces la vi, una chica de pelo rojizo caminaba con calma pero sin dejar de apuntar con su arco dispuesta a matar a quien se le pusiera en medio.

Frenó sus pasos y mi respiración comenzó a fallarme, ¿Me había visto?

Tragué saliva asustado y ella sin perder tiempo alguno disparó su flecha con una rapidez asombrosa. A su lado un huesudo se desplomaba mientras ella soltaba una sonora carcajada.

Cerré los ojos y recé para que esa pelirroja no se hubiera cruzado en el camino de Abril.

Escuché los pasos rápidos de la chica dejándome atrás y a duras penas salí de los setos.

Estaba solo, y esta vez nadie iba a poder defenderme. No tenía fuerza y mucho menos alguna habilidad especial para lograr vencerlos.

Frené en seco cuando escuché unos pasos y con torpeza volví a refugiarme dentro de los setos.

-¿Sabes cuantos quedan aún con vida? -preguntó una voz masculina.

Aparté unas ramas y me fijé en un chico rubio que hablaba con alguien que andaba un poco más atrás.

-He visto varios cadáveres, así que doy por hecho que quedan muy pocos -la chica que hablaba detrás de él avanzó hasta llegar a su altura.

-¿Has podido encontrar entre ellos a Arima?

Me quedé de piedra, desde que llegué la había visto tan fuerte e intocable que no había caído en la cuenta de que ella también podía morir.

Algo se encendió dentro de mi cuando me la imaginé en cualquier rincón de aquel laberinto muerta, muerta igual que 895.

Esperé a que los dos chicos desaparecieran en la neblina y salí de mi escondite sin llegar a escuchar su respuesta.

Caminé de nuevo por aquel sendero hasta que dos caminos me hicieron dudar de que decisión tomar.

Un rugido por la izquierda me hizo tomar de inmediato el camino opuesto. Eché a correr lo más rápido que me dejó la cojera hasta que mis ojos comenzaron a distinguir una gran torre.

Antes de continuar con mis pasos me quedé helado al divisar en el suelo un cuerpo bastante corpulento.

-Enzo.. -susurré volviendo a correr esta vez hacia él.

Me agaché sin perder tiempo y le zarandeé en busca de alguna reacción por su parte.

¿Dónde estarían los demás?

Miré a mi alrededor y suspiré exhausto sin saber que hacer.

¿Porqué nadie se había quedado con él? ¿Porqué le habían dejado sin más?

Le miré lleno de rabia intentando contener mis lágrimas, ¿No se suponía que eran un equipo? ¿Qué clase de seres eran?

Pero...¿Y si ellos también habían muerto?

Tragué saliva, si ellos había muerto yo estaba completamente perdido.

Me puse de pie y le miré por última vez mientras retomaba mis pasos.