El rey Min Yoongi [YM][#2][✓]

20

Jimin despertó primero y al ver su cama sonrió al pálido hombre que se encontraba a su lado dormido, el pelinegro se levantó con cuidado para vestirse e ir a preparar un buen desayuno para su esposo, Jimin mordió su labio nervioso y con felicidad. Yoongi abrió los ojos y se dio cuenta donde estaba, se levantó y se comenzó a vestir para buscar a su bello doncel, al encontrarlo lo abrazó por la espalda mientras le daba un beso en la mejilla.

—Hola, hermoso. —sonrió Yoongi.

—Hola, cariño. —dijo Jimin.

La pareja disfrutó de un buen desayuno lleno de risas y cortos besos, Jimin se sentía feliz. Ambos guardaban unas cosas, pues ya era día de ir al palacio, al llegar Yoongi llevó a Jimin a una habitación para que fuera alistado para ser presentado ante las demás personas reales. Jimin miró el traje rojo que le habían puesto, estaba sumamente nervioso al ser llamado, se dirigió al gran salón donde estaba una mujer junto con una chica que la acompañaba, estaba el rey Min Yoongi y su tío Jung Hoseok. El pelinegro al llegar les hizo a todos una reverencia de respeto, Yoongi tomó la mano de la mujer y sonrió.

—Madre, quiero presentar a Jimin. —dijo el rubio. —mi primer concubino.

Jimin al escuchar eso miró confundido al rubio el cual no mostraba ninguna expresión que lo que dijo fuera mentira, los ojos del doncel se llenaron de lágrimas al ver que el pálido se alejaba de él.

—Yoongi. —murmuró el doncel.

—¿Creías que él te llevaría al trono? —habló la mujer. —¿A ti un chico pobre?

Jimin sonrió mientras las lágrimas se resbalaban por sus mejillas y miró al rey el cual estaba al lado de la chica, Jimin se fue quitando las joyas y los anillos y los tiro al suelo. El doncel miró a la mujer y se inclinó en señal de burla disfrazada de respeto.

—Yo nunca acordé esto, rey Min. —habló seco en palabras el doncel. —solo le iba a dar experiencia para cuando se casará usted lo sabe.

—Entonces qué esperas para irte. —dijo el tío del rey.

Jimin asintió e hizo reverencia para irse del lugar, mientras salía él se limpiaba el maquillaje que se le había puesto mientras recordaba esa humillación que sin duda alguna el rey se las iba a pagar. Al llegar a la entrada miró un caballo blanco y un hombre se acercó, para intentar darle el caballo, pero el doncel solo lo vio.

—El rey Min le manda a dar este corcel joven Park. —habló el sirviente.

—Pues ve y dile al rey que deseo que se pudra en el maldito infierno. —dijo con odio el doncel.