El rey Min Yoongi [YM][#2][✓]

23

Un pelinegro se encontraba regando su pequeño huerto, se le había hecho muy fácil entrar en el reino y robar cada semilla de la bodega real. Él sonrió cuando sintió una pequeña patada en su vientre y aunque no se notará, ya llevaba cinco meses, su sonrisa creció mientras acariciaba lentamente su vientre.

—Me pregunto cómo estarán las cosas en el reino de Min. —susurro.  —¿Será igual que en el pasado?

El chico negó mientras llevaba su mano a su cabello, ya lo tenía largo, él lentamente se fue haciendo trenzas para arreglar su cabello, no necesitaba al rey en su vida. Él ya había aprendido a vivir en pobreza y fácilmente se había adaptado al ambiente, él miró como caballos reales pasaban por su hogar, rápidamente se puso la capucha y se puso a regar sus cultivos.

—Oye tú. —escucho una voz.

El pelinegro reconoció la voz, pero no hizo nada, él escuchó los pasos acercarse y lo vio a los ojos, el rubio no reconoció al pelinegro, pues este al pasar los meses había cambiado mucho.

—¿Desea algo? —preguntó seco el doncel.

—Se te olvida algo. —lo vio.

—No lo creo. —hablo.

—Soy el rey Min Yoongi. —le apuntó con la espada.

—No debo obedecer al rey Min. —dijo el doncel. —ya que este no es su territorio, por ende mi rey no es.

El rubio se sorprendió ante las palabras del pelinegro, él cuál lo miraba serio, el rubio asintió mientras levantó la mano con la intención de pegarle al pelinegro por su insolencia, pero este fue rápido y le tomó la mano.

—Yo no soy ningún pueblerino de su reino rey Min. —habló el chico. —y si quiere azotarme treinta veces por insolencia, hágalo, pero tenga en cuenta que por cada azote uno de sus hombres morirá.

—Por tus facciones deduzco que eres un simple doncel débil. —le dijo el rubio analizado su cuerpo.

—Así es soy un doncel. —le puso una daga en el cuello. —pero este doncel le puede cortar la garganta a su majestad.

Yoongi se quejó al sentir un corte en su cuello, el pelinegro río y se alejó para ver a los demás hombres que le apuntaban con las espadas. Jimin miró al pálido y se dio la vuelta, el rubio se acercó y el doncel se giró y lo vio.

—Siga su camino. —lo vio. —llegar al palacio Kim no está a la vuelta de la esquina.

—Ya casi oscurece danos posada. —ordeno el rubio.