7. Casi Toda La Verdad

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Estoy nerviosa no, lo siguiente

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Estoy nerviosa no, lo siguiente. Desde que nos hemos montado en el coche de Kepa yo no he sido capaz de abrir la boca. Acabo de dejar que un tío, un tío bastante bueno y que me atrae un montón, pague por acostarse conmigo. Y no es lo que quiero. A ver, en otras circunstancias me acostaba con él con los ojos cerrados, pero ¿pagando? no, desde luego que no, eso me haría sentir como una...si, como una puta. Dios, si mi hermano se enterara de lo que acabo de hacer me mataba, pero muerta matá.

Kepa se estaciona delante de una cancela negra. Saca un mando de la guantera y le da a un botón abriendola. El coche avanza bajando por el sótano y la puerta se cierra tras nosotros. Él aparca el coche a un lado del subterráneo y se quita el cinturón de seguridad mirándome.

- ¿Estás bien? -me pregunta mirándome algo serio.

 Asiento mirándolo y él abre la puerta saliendo del coche. Cojo aire e inspiro con fuerza intentando calmar los furiosos latidos de mi corazón y sobre todo los nervios que tengo metidos en el estómago y no me dejan ni moverme. Me quito el cinturón y me bajo del coche siguiendo a Kepa.

Atravesamos una puerta de madera y subimos unas escaleras. Son pocos peldaños y al llegar arriba cruzamos otra puerta saliendo a un recibidor. Me sorprende la decoración porque es bastante sencilla para lo que yo esperaba de alguien como él, un futbolista de élite al que lo sobra el dinero.

Kepa me señala hacia el comedor  y entro en el nerviosa. Miro todo a mi alrededor. Me gusta como lo tiene decorado. Nada ostentoso. Un par de sofás, un mueble lleno de libros y fotos, una mesa-camilla cuadrada, otra mesa más grande con varias sillas y un par de objetos de decoración. Kepa se apoya en uno de los sofás con sus brazos cruzados y me mira fijamente poniéndome aún más nerviosa.

No quiero esto. No lo quiero. Kepa me gusta mucho. Estaría con él sin dudarlo pero ¿por dinero? Mi estómago y mi conciencia no me lo permite. A lo mejor soy idiota, seguro. Porque que me vaya a pagar para acostarme con él, es para pensárselo. Pero no puedo. Yo no soy así. No quiero sentirme "sucia" una vez que lo haga. No quiero sentirme un objeto. Me pongo enfrente suya y lo miro muy inquieta.

- Kepa. Yo...no quiero acostarme contigo... -le digo mordiéndome los labios porque no sé como se lo va a tomar después de haberse gastado tanto dinero en mi.

- ¿Y eso? -él me mira con total tranquilidad y muy calmado sin despegar sus brazos.

- Porque...yo...yo no soy una escort de esas. Yo he ido a la fiesta porque me hacía falta el dinero porque mi puto coche se me ha roto... nada más. Yo no hago esto, yo no voy a esos sitios...yo no soy así...

- He pagado tres mil quinientos euros por follar contigo.

Miro a Kepa con un nudo en el estómago bastante grande. Es que tengo ganas hasta de vomitar. Creí que él era de otra manera. Bueno, que puedo creer si no lo conozco de nada.

- Joder. Bueno, ¿puedes devolverlo, no? Aún no hemos hecho nada -mi pregunta es angustiada y creo que me lo nota en la cara.

- No lo voy a devolver, Tara -trago saliva nerviosa y asustada- tranquila ¿vale? sinceramente, le he pagado a Alex para que no te fueras con ese cerdo de David. Estaba escuchándolo todo y no me daba la gana que se saliera con la suya... Yo tampoco quiero acostarme contigo...

Eres mi rincón perdidoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora