53. Casémonos

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📅 Al día siguiente

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📅 Al día siguiente...

Abro mis ojos lentamente y veo que por la ventana se cuela algo de luz. Mira que le dije a Kepa que bajara más la persiana. Pues no me ha hecho ni caso y tengo sueño. Me doy la vuelta en la cama y me doy cuenta de que estoy sola. Cojo mi móvil de la mesita y veo que son las diez de la mañana. Anoche nos acostamos todos muy temprano aguantando lo que pudimos por el tema del cambio horario.

Kepa me ha mandado un mensaje diciéndome que me quede en la cama esperándolo, porque me subirá el desayuno. Aparto la sabana y pongo los pies en el suelo de madera. Subo las persianas del balcón y de las ventanas disfrutando de las vistas. Estoy unos minutos apoyada en el marco de la puerta cuando la puerta de la habitación se abre.

Sonrío al verlo entrar en pantalón corto y camiseta con una bandeja en la mano. Es que no sé ha peinado. Me encanta cuando tiene el flequillo así, con los rizos locos.

- Te he dicho que te quedaras en la cama, prometida.

Le saco la lengua y voy de nuevo a meterme entre las sábanas. Kepa ha traído zumo de naranja, café para él y cacao para mi, cereales y tostadas. Me pongo con las piernas cruzadas y cojo el zumo de naranja.

- Que rico está el zumo - le digo dejando el vaso y cogiendo una de las tostadas.

- ¿Cómo te encuentras?

- De maravilla. Estoy muy descansada. Y con ganas de hacer muchas cosas. ¿Bajamos a la playa?

- Lo que tú quieras mi niña.

Me acerco a Kepa y le doy un corto beso en los labios. Desde que ayer nos "comprometimos" estamos muy tontos el uno con el otro. Nos buscamos a cada instante para besarnos y abrazarnos. Llamamos a sus padres para contárselo a una hora prudente y María me hizo llorar de verla tan emocionada. Joder, si es que soy muy feliz.

- ¿En qué piensas Naroa?

Alzo mis ojos para mirarlo y siento que mi corazón me late muy deprisa. Delante de mí está el padre de mi bebé, mi futuro marido, el amor de mi vida. Lo que me ha cambiado todo en dos días es increíble.

- En ti. En eso pienso. En que te quiero con locura, Kepa.

Su sonrisa al mirarme es de lo más tierna. Una de sus manos acaricia mi mejilla y yo beso su palma. Seguimos desayunando en silencio, algo que me extraña. Lo miro y lo veo pensativo. Es que está como ido y todo.

- Kepa.

Le llamo la atención y él vuelve en sí mirándome fijamente. Deja la tostada en la bandeja y me agarra de las dos manos.

- Naroa, y si... ¿y si nos casamos ya?

- ¿Cómo que ya? - le pregunto sorprendida.

- Pues ya. Que nos casemos aquí, mañana o en un par de días...

Eres mi rincón perdidoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora