33. Podría Acostumbrarme

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📅 Una semana después📅 Domingo

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📅 Una semana después
📅 Domingo

A las once van a echar los resúmenes de todos los partidos de esta jornada. Tengo ganas de ver el partido del Madrid porque dicen que los merengues se han quejado de dos penaltis que no les han pitado. Nosotros hemos empatado a 0 en un partido de mierda.

- ¡Kepa! ¿Has visto mi camiseta gris de estrellitas? -Naroa baja las escaleras y entra en el comedor mirándome con los brazos en la cintura. 

- No, no la he visto - le digo apartando mi vista de ella para ver los goles que le han metido al Barcelona.

- ¿Seguro? La deje encima de la silla del cuarto. La gris con estrellitas a un lado -sigue insistiendo.

- Pues, como no esté para lavar no sé...

- Joder.

Naroa sale del comedor resoplando y la escucho ir al lavadero. Vuelvo a centrar mi atención en la pantalla cuando vuelve a entrar a los pocos minutos.

- ¡Kepa!

- ¿Queee? - le digo mirando uno de los penaltis que el Madrid pedía y que claramente no es.

- ¡Kepa! ¡Que me mires joder!

- ¿Que quieres? - le respondo fastidiado.

- Nada, nada. Tú a lo tuyo.

Naroa vuelve a salir del comedor farfullando en voz baja. La escucho trastear por la cocina y me llevo las manos a la cara. Ya me ha desconcentrado. Me levanto del sofá y salgo del comedor dirigiendo mis pasos hacia donde está. Me la encuentro en el lavadero metiendo ropa en la lavadora y rezando por lo bajito. Me quedo en el marco de la puerta observándola, sobre todo ese maravilloso culo que me están dando unas ganas tremendas de agarrarlo un buen rato.

Ella se da la vuelta mirándome muy cabreada. Alza uno de sus dedos y me señala.

- A ver si vamos poniendo la lavadora guapo. Que aún están aquí mis vaqueros grises, los que me puse el lunes...

- Se me ha olvidado...

- Se me ha olvidado, se me ha olvidado... - me dice ella haciéndome burla y a mi lejos de cabrearme me hace gracia - que tenga que venir yo a ponerte la lavadora... manda cojones...

- Es que tú lo haces mejor que yo, mi dulce. 

- Pues no es tan difícil Arrizabalaga. La pones, le echas el detergente y le das a un botón... Hasta un tonto sabría hacerlo...

Me acerco a Naroa apretando mis labios con tal de no reírme.

- Naroa, que aún te subo en lo alto de la lavadora y te echo un polvo, así que cállate

- ¡Vaya por Dios! Tú siempre arreglándolo todo con sexo...

- Si quieres hablamos un rato y me explicas como se usa la lavadora. Pero yo prefiero ocupar ese tiempo en follarte bien porque al final sabes que la vas a acabar poniendo tú, que luego siempre me dices que yo siempre lo hago mal...

Eres mi rincón perdidoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora