65. Eres mi rincón favorito

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📅 5 años después

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📅 5 años después...

- ¿Y porqué no puedo mami?

- Porque no Tara. No se desayuna helado.

- No desayunaras tú.

La pequeña castaña cruzó sus brazos mirando a su madre no muy de acuerdo con lo que ella le decía. Naroa cogió aire y lo soltó lentamente mirando a la mandona de casi 5 años que se creía que lo sabía todo.

- Si me vuelves a contestar así, Tara Arrizabalaga, te castigo una semana sin dibujos - su madre alzó su dedo amenazante y la niña siguió con su chulesca pose.

- Me da igual, te vayas a creer que a mi me gustan mucho los dibujos, además, que yo quiero más a papá que a ti.

Naroa se llevó las manos a la boca y miró a su hija con la cara desencajada. Kepa, que lo había escuchado todo desde la cocina, salió rápidamente llevando en brazos al pequeño Ander, el cual sujetaba entre sus manos su biberón.

- ¡Tara! ¡Eso no se dice! Pídele perdón a tu madre ahora mismo.

La pequeña miró a su padre tragando saliva. Bajó sus ojos al suelo y apretó sus labios nerviosa.

- Tara - siguió insistiendo su padre.

- Déjala, Kepa.

Naroa salió del comedor cruzando la puerta de cristales que la llevaba hacia el jardín. El corazón le latía muy deprisa y tenia muchas ganas de llorar. Desde hacía unos dias, no estaba bien, y lo de Tara había sido la gota que había colmado el vaso. Sabía que su hija no lo decía en serio, pero no por eso no le dolía.

Segundos después escuchó los pasos de su marido detrás de ella. Sus brazos se deslizaron por su cintura hasta traerla a su pecho. Sentía temblar todo el cuerpo de su mujer y ni abrazándola conseguía calmarla.

- Naroa, Tara no lo decía en serio - Kepa le apartó el pelo del cuello poniendo sus dedos en el- está enfadada porque no la dejas comerse el helado.

- Si lo sé cariño, lo sé. Pero no puedo evitar sentirme mal al escucharla hablar así.

- Te entiendo perfectamente mi vida. Pero tú no estás así por eso, ¿verdad?

Kepa apartó sus brazos de su mujer y le dio la vuelta para que ella lo mirara. Sus llorosos ojos se clavaron en los suyos y al vasco se le partió el alma de verla así. Llevó la yema de sus dedos pulgares a sus mejillas intentando borrar sus lágrimas.

Naroa se agarró a sus brazos, esos fuertes brazos que cuando la sujetaban le daban seguridad, estabilidad y toda la fuerza del mundo.
Hacia poco que habían cumplido 5 años de casados. 5 años maravillosos años a su lado. Con Kepa todo era fácil y siempre le hacía la vida más bonita. Porque su vida lo era. Y mas cuando Tara tenía 3 años y nació Ander, un angelito de pelo castaño, clon de su madre.

Eres mi rincón perdidoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora