Capítulo 22

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Ares

No sé cuanto tiempo llevo observando a Isabella dormir. La mocosa se ve tan tranquila... incluso podría pensar que se siente feliz, pues una pequeña sonrisa está instalada en su rostro. Yo, por el contrario, no he podido pegar ojo.

Siento que después de esta noche las cosas van a cambiar, pero mentiría si dijera que eso no me asusta, que lo que está por venir no va a alterar mi vida por completo.

Desesperado me levanto de la cama si hacer ruido y me marcho de la habitación. A pesar de que aún son las seis de la mañana, voy a buscar a la única persona de esta casa que puede entenderme.

Cuando llego a la puerta, la abro con cuidado y veo a mi hermanita durmiendo. Me siento a su lado y la intento despertar con suavidad.

- A... ¿Ares?- pregunta soñolienta.- ¿Sucede algo?-

- Siento despertarte Atenea, pero realmente necesito hablar contigo.-

- ¿Qué ha pasado hermano?- murmura frotándose los ojos.- ¿Algún problema con Bella?-

- Sí... bueno no... es que...- suspiro frustrado.- Es complicado.-

- Tranquilo.- susurra tomando mi mano.- Dime qué es lo que pasa para que pueda ayudarte.-

- Lo que sucede es que no me gusta esta sensación hermana.- respondo.

- ¿A qué te refieres?-

- A que... yo así no me he sentido jamás...- confieso.- Al verla siento como algo en mí tiembla y me da igual todo lo que pase a mi alredededor... es como si... como si solo estuviera ella...- suspiro.- Lo único que deseo es verla sonreír, tenerla cerca y eso es un sentimiento extraño.- me quejo.- En estos días ni siquiera me concentro en el trabajo...- bufo.- Y no puedo evitar preguntarme si esto que siento es...-

- ¿Amor?- responde ella con una sonrisa.- Créeme, lo es Ares.-

- No quiero enamorarme Atenea.- aclaro.- El amor solo es una debilidad y no la quiero.-

- Me temo que no es algo que puedas controlar hermano.- murmura ella.- Además, según como yo lo veo, el amor puede ser una debilidad sí, pero también una fortaleza.-

-No puedo correr el riesgo de salir dañado de todo esto hermana...- suspiro.- Ya no puedo soportar más dolor...-

- Bella no te va a hacer daño Ares.-

- Lo sé, pero si me enamoro de ella, todos mis enemigos la utilizarán para atacarme, para hacerme sufrir...- susurro.- Y ya no puedo más.-

Ambos nos quedamos en silencio por un rato.

- Me temo que no puedes controlar tus sentimientos Ares.- responde ella.- Y lo que estás empezando a experimentar dentro de tí, cada vez se hará más grande, hasta que lo más importante en tu vida sea ella.-

- Nunca debí aceptar esto... debí separarla de mí.-

- Ya es tarde para eso hermano.- indica.- Ahora lo mejor que puedes hacer es ayudarla a hacerse fuerte, ayudarla a entrar en tu mundo y a sobrevivinir en él.-

- Tienes razón.- afirmo.- Es inútil que trate de alejarla ahora, para bien o para mal es mi esposa, y ya es un objetivo de mis enemigos... tengo que ayudarla a convertirse en la reina que es por derecho.-

- Así se habla.- sonríe.

- Gracias hermana.- acaricio su mejilla con suavidad.- Ahora descansa.-

Entre diosesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora