Capítulo 43

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Isabella

Gracias a los dioses, conseguimos salir de Rusia. Tardamos tres días en hacerlo, pues los hombres de Viktor tienen muy bien vigiladas las fronteras. Ahora nos encontramos en un avión, yendo hacia Grecia.

Estoy en una habitación que tiene una pequeña cama, junto a dos sillones y una televisión. Me encuentro sentada en la cama, descansando un poco. Veo como la puerta se abre y Ares aparece.

- Aún nos quedan unas cuantas horas de vuelo.- informa.- Será mejor que descansemos un rato.-

Me levanto y voy hacia él. Sin esperar más, le beso de forma demandante.

- No quiero descansar.- digo desabrochando su pantalón.

- Isabella, no.- dice deteniéndome.

- ¿Qué sucede?- pregunto mientras veo cómo se aparta de mí.- Es... ¿es porque estoy embarazada de...?-

- No digas estupideces.- me interrumpe.- Ya te he dicho que no me importa.-

- ¿Entonces?- repito.- En estos días has estado distante...-

- No es por tí...- murmura.- Es... es complicado...-

Nos quedamos unos intantes en silencio. El pelinegro tiene la mirada fija en el suelo, mientras que yo no dejo de observar su rostro.

- ¿Tiene algo que ver con esa máscara que llevas?-

Él me mira y suspira profundamente.

- Cuando caí por ese acantilado estuve a punto de morir.- indica.- Pasé meses en coma y con el cuerpo destrozado.- añade.- Intentaron curarme pero, para que sobreviviera, tuve que... cambiar.-

- ¿A qué te refieres?-

Ares se queda observándome por unos segundos para después, comenzar a quitarse la máscara blanca. Mis ojos se abren con sorpresa y la respiración se me acelera cuando veo la parte izquierda de su rostro con numerosas cicatrices, desde la frente hasta el mentón.

- Por los dioses...- murmuro sin darme cuenta.

- Las del cuerpo son mucho peores.- dice con una sonrisa triste.

- No me importa.- digo con decisión.

- No es cierto.- responde.- Si pudieras verte la cara...-

- Simplemente no me lo esperaba.- me excuso.- Ares me da igual esas cicatrices.- digo acercándome a él.- Te amo y te seguiré amando con o sin tu rostro de ángel.-

- Ya no soy ningún ángel Bella...- murmura.- Ahora soy el mostruo que atormenta a la gente en sus peores pesadillas.-

- Siempre has dado un poco de miedo así que no cambia mucho la cosa.- bromeo.

- ¿Te estás burlando de mí mocosa?-

- Puede que un poco...- sonrío besándole.

El dios sigue mi beso mientras me lleva hacia la cama.

- Quiero que me hagas el amor.- susurro en su oído.

- ¿Seguro que no le haremos daño al bebé?-

- No, solo sé delicado.-

- Me va a costar controlarme después de todo este tiempo mocosa...-

Hago que se siente en la cama y le indico que se tumbe. Este lo hace y yo me pongo a horcajadas sobre él.

Entre diosesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora