Isabella
A la mañana siguiente me levanto al sentir como alguien mueve mi brazo. Cuando abro los ojos veo al pelinegro observándome muy de cerca.
- ¡Joder, que susto!- exclamo.
- Esa boquita mocosa.-
Ladeo los ojos. Ya está otra vez tratándome como si fuera una niña.
- ¿Qué haces aquí Ares?- miro el reloj.- ¿Y por qué me despiertas tan temprano?-
- Las diez de la mañana no es levantarse temprano Isabella.-
- Sí, cuando anoche nos acostamos tarde.- replico.
- Como sea...- bufa.- Levántate y vístete que nos vamos a entrenar.-
- ¿A entrenar?-
- Solo llevas aquí dos semanas y ya te han intentado violar dos veces.- responde.- Esta vez yo he podido protegerte pero no siempre tendrás la suerte de que alguien lo haga, por eso tienes que saber defenderte.- indica.- Y yo te voy a enseñar.-
- ¿Estás hablando en serio?-
- No, solo me apetecía venir a hacerte una broma.- contesta con sarcasmo.- ¡Levántate!-
- ¡No es necesario que grites!- me quejo.- Dame veinte minutos para que me arregle.-
- Cinco, que vamos a entrenar no a una pasarela.-
«Idiota...»
Me meto en el baño, me lavo la cara, me cepillo los dientes y me pongo un conjunto deportivo. Aplico un poco de corrector en mis ojeras para no tener cara de muerto y salgo. El dios de la guerra me está esperando sentado en un sillón.
No me había dado cuenta de lo bien que se ve en sus pantalones deportivos y su camiseta, la cual se pega a su cuerpo, marcando sus perfectos abdominales.
- Ya estoy lista.- sonrío.
- Dos minutos tarde.- refunfuña.
- Deja de quejarte Ares.-
Ladea los ojos y agarra mi mano. Juntos avanzamos por la casa hasta llegar a los jardines. Detrás d eunos árboles, en una zona más apartada del resto, hay una gran colchoneta en el suelo.
Ares me suelta y me indica que me suba en la colchoneta. Lo hago y él se coloca en el otro lado, quedando frente a mí.
- Bien, empezaremos por unos ejercicios simples y, cuando los domines, te enseñaré técnicas más complicadas, que incluso podrán matar a tu adversario.-
Los pelos se me ponen de punta.
- No quiero matar a nadie Ares...- murmuro.
- ¿Ni siquiera a alguien que intente violarte?-
- Yo... no creo que fuera capaz.-
- Éscuchame bien Isabella.- dice serio acercándose a mí.- Los humanos nos creemos mucho pero seguimos siendo animales.- indica.- Por mucho que queramos camuflarlo seguimos las mismas leyes que ellos, y solo los más fuertes sobreviven.- sus negros ojos se clavan en los míos.- Quiero que a partir de ahora tú estés en el grupo de los más fuertes, ¿de acuerdo?-
Asiento hipnotizada por sus palabras.
- Bien, en ese caso comencemos.- añade.- Para empezar te enseñaré las posiciones claves y los movimientos esenciales de defensa.- explica.- Primero lo haré yo y después tú me imitas.-
ESTÁS LEYENDO
Entre dioses
AcciónIsabella Al-Asad cumple los 20 años sabiendo que su vida cambiará por completo, pues sus padres acordaron que a esa edad se casaría con el primogénito de los Olímpicos, Ares Sideris. Todo se pondrá patas arriba cuando la inocente chica tenga que co...