Capítulo 39

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*** 6 meses después ***

Isabella

Empiezo a abrir los ojos con muchísima dificultad. Siento como si todo mi cuerpo estuviera adormilado, apenas tengo fuerzas para moverme. Poco a poco, comienzo a visualizar la habitación donde el ruso me tiene cautiva, sin embargo, para mi sorpresa, ya no estoy atada.

Me intento incorporar, pero noto mi cuerpo demasiado pesado. Retiro la sábana y mis ojos se abren con sorpresa al ver mi vientre completamente abultado. De pronto, recuerdo la visita del doctor, que me dijo que estaba embarazada de Víktor y que este me inyectó algo...

Me levanto y camino lentamente hacia el espejo. Levanto la camiseta que llevo y comienzo a acariciar mi barriga.

- Es... es imposible...- mumuro.- No... no puede haber crecido tan deprisa.-

- Es lo normal para el tiempo que llevas dormida.-

Me sobresalto al oír una dulce voz en la habitación. Me giro y veo a una chica bastante joven y bonita, de unos 18 años. Tiene el cabello color chocolate, al igual que sus ojos. Sin embargo, su piel es completamente pálida. Parece una muñeca de porcelana.

- ¿Quién eres?- pregunto desconfiada.

- Mi nombre es Erika.- responde.- El señor Vólkov me contrató para que la cuidara.-

- ¿Cuántos años tienes?-

- Hace unos días cumplí los dieciocho.- responde.

Voy a hablar cuando siento una punzada en el vientre que me hace soltar un pequeño quejido de dolor.

- El bebé ya está empezando a dar patadas.- escucho decir a la chica.

- No entiendo nada...- murmuro.

- Lleva dormida 6 meses señorita.-

- ¡¿Qué?!- exclamo.- ¡¿Cómo puede ser eso posible?!-

Ella agacha la cabeza algo apenada y es entonces cuando lo comprendo todo. Ese hijo de puta de Víktor me inyectó algo para dejarme dormida durante todo este tiempo, así no podría hacer nada que atentara contra la vida del bebé... Así no le podría dar problemas...

- ¡Maldito hijo de perra!-

- Por favor no grite señorita...- suplica la chica asustada.- El señor Vólkov está de muy mal humor hoy, no quiero que le haga daño... usted es mi única amiga.-

- No te conozco de nada.-

- Lo sé...- susurra.- Pero me he pasado seis meses cuidando de usted... contándole todos los acontecimientos que han pasado y... bueno... le he cogido cariño.-

«Tal vez esta chica pueda ayudarme...»

Me acerco hasta ella y la agarro de las manos.

- Por favor tienes que ayudarme... tenemos que salir de aquí...-

- Créame señorita... yo soy la primera que quiere huir de etse infierno.- asegura.- Pero ahora es el momento... no conseguiríamos atravesar ni los jardines.-

- ¿Y entonces cuando?-

- Solo debemos esperar un poco más.- indica.- El invierno ruso acabará en unas semanas... y entonces podremos tener una oportunidad de sobrevivir fuera de esta mansión.-

Suspiro profundamente. La idea de tener que pasar unas semanas viviendo de nuevo en este infierno no es nada placentera, pero no voy a perder la oportunidad de escapar y de volver con los míos.

- ¿Cómo sé que puedo confiar en tí Erika?-

Ella se separa de mí y se desabrocha la blusa que lleva, mostrándome una horrible marca debajo de sus pechos. Una cicatriz con forma de V.

«Qué cabrón... Solo es una niña...»

- Aquí soy una esclava señorita.- murmura.- No dude ni un momento que haré todo lo que esté en mi mano para escapar.- asegura.- No soy tonta, sé quién es usted y que, si la ayudo a llegar con los suyos, puede procurarme protección.-

- Te lo prometo.- indico.- Cuando llegue a casa, a ninguna nos volverán a hacer daño y ese hijo de puta pagará por todo.-

- No dejo de rezar para que ese día llegue pronto.- confiesa.

Me acerco hasta ella y agarro su mano con delicadeza mientras le sonrío.

- Llegará.- respondo.- Estoy segura de que mi familia no tardará en venir a por mí.-

- Respecto a eso...- murmura.

- ¿Acaso sabes algo sobre mi familia?-

- Hace unos meses interaron realizar un ataque.- contesta.- Una alianza de griegos y egipcios intentaron atravesar la frontera.-

- ¿Y qué sucedió?-

- Ninguno quedó con vida.- susurra bajando la cabeza.

Mi cuerpo se paraliza al tiempo que mis ojos se humedecen.

«No... no puede ser posible...»

Si mi padre o mi hermano realizaron el ataque, uno de los dos tenía que estar ahí. Eso significa que...

- ¿Sabes si mi padre o mi hermano estaban ahí?-

- No se más de lo que le he contado.- responde.- Solo espero que ninguno estuviera señorita.- murmura.- Porque como ya le he dicho, nadie sobrevivió.-

Me quedo en silencio durante unos minutos. No sé cómo procesar toda esta información... Llevo durmiendo seis meses, estoy embarazada y puede que mi padre o mi hermano estén muertos... Eso solo significa una cosa...

- No vendrá más ayuda.-

- ¿Cómo dice?-

- Si queremos salir de aquí, tendremos que hacerlo solas Erika.- indico.

- Entonces, más nos vale pensar muy bien nuestros movimientos.-

- Lo haremos.- respondo con determinación.- Estamos en una de las últimas jugadas de esta partida.- informo.- Y ahora es nuestro turno de mover pieza.-

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