Capítulo 4

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Mientras termino de deshacer el equipaje, Atenea no para de contarme mil cosas sobre ella y su familia. Lo cierto es que hasta ahora no la había conocido, pues ella nunca fue a Egipto. Parece una chica bastante simpática y creo que nos llevaremos bien, al menos, podré tener una amiga, aparte de Hermes, por supuesto.

- Antes de comer te daré un tour por la casa.- informa con una sonrisa.- Después si te parece bien podemos pasar la tarde en la piscina.-

- Suena bien.- respondo seria.

- Perdona si soy un poco efusiva...- se disculpa.- Es que me hace mucha ilusión tener a otra chica aquí, ya me estaba volviendo un poco loca entre los chicos.-

- No, discúlpame tú a mí.- contesto.- Solo es que todo esto se me hace un poco difícil... ya sabes... llevo toda mi vida viviendo con mi familia y de repente...-

- Todo cambia.- interrumpe.- Sí, sé lo que es eso.-

Su rostro se torna algo triste y no sé si yo he sido la culpable.

- ¿Estás bien?- pregunto.

- Sí, claro.- se apresura a decir.- Ya verás como acabarás disfrutando de tu vida aquí con nosotros.- sonríe.- Mis padres son muy simpáticos y mis hermanos también.- indica.- Es cierto que Apolo está algo mal de la cabeza pero es buena persona.- ríe.- Y creo que a Hermes ya lo conoces, él me dijo que sois muy buenos amigos.-

- Sí, así es.-

- Espero que también podamos ser buenas amigas... si quieres claro.-

- Me encantaría Atenea.- digo con una sonrisa.- Estoy segura de que ambas nos llevaremos muy bien.-

Terminamos de meter las últimas prendas de ropa en el armario y de guardar la maleta debajo de la cama.

- Oye Atenea... ¿qué me puedes contar sobre Ares?-

- ¿Mi hermano?- asiento.- Bueno, él es bastante más serio que los demás, pero es una excelente persona, de hecho...- mira para la puerta asegurándose de que no haya nadie.- Es mi hermano favorito.- susurra.- Pero no se lo digas a Hermes y a Apolo.-

- Será nuestro secreto.- respondo.

Por una parte sus palabras me tranquilizan. Creo que Atenea es bastante sincera y no tendría por qué mentirme con respecto a su hermano mayor pero, por otro lado, sigo pensando en las palabras que me dijo el pelinegro antes de marcharse...

«Bienvenida al infierno»

- Vamos Bella.- dice la rubia sacándome de mis pensamientos.- Es hora de mostrarte la mansión.-

Durante algo más de una hora, me dedico a recorrer la casa junto con Atenea. La verdad es que es un lugar enorme y muy hermoso. Las vistas al mar y al resto de la isla son increíbles, por no hablar de la elegante decoración con colores claros y estilo griego. La parte que da al jardín está llena de columnas y hace que realmente parezca uno de esos templos que los antiguos griegos construían para alabar a sus dioses.

Cuando vamos al comedor, en la gran mesa de cristal solo se encuentran Zeus, Hera y Hermes. Atenea y yo nos sentamos también.

- Me temo que hoy solo seremos nosotros.- murmura Hera.- Apolo no está en condiciones de venir y Ares tiene mucho trabajo que hacer.-

- Te prometemos que normalmente esta casa es muy tranquila Isabella, lo que ha pasado hoy es algo que no sucede a menudo.- se disculpa Zeus.

- No os preocupéis.- respondo.- Todo está bien y, por favor, llamadme Bella.-

- Como quieras cariño- sonríe la castaña con dulzura.- Por cierto, tu pequeño cachorro está con un adiestrador profesional.- informa.- Horus nos dijo que mientras era pequeño debía ser adiestrado durante buena parte del día, pero por la noche lo llevarán a tu habitación.-

Entre diosesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora