Capítulo 32

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Isabella

Nos dirijimos en el helicóptero fantasma hasta la mansión de los turcos, la cual se encuentra en un bosque, en una zona cercana a los acantilados. Son las diez y media de la noche y el pelinegro y yo no hemos vuelto a hablar desde ayer.

Prefiero no hacerlo, puesto que no puedo evitar que me entren ganas de llorar cada vez que me acuerdo de esa conversación, de que él nunca me va a querer.

«Qué estúpida has sido por pensar otra cosa Isabella...»

Tras unos minutos, consigo ver unas luces en medio de los frondosos árboles. El helicóptero comienza a descender hasta quedar en oculto en medio del bosque. Los 30 hombres elegidos para este operativo salen y toman posiciones esperando las órdenes de mi esposo.

- Bien, según las informaciones obtenidas y los cálculos, ahora mismo deben estar en una pequeña fiesta familiar.- informa el pelinegro.- No serán muchas personas y, con un poco de suerte, estarán los aliados que le han estado ayudando.-

- ¿Se sabe quiénes son esos aliados señor?- pregunta uno.

- No.- responde.- Isabella solo consiguió averiguar que tienen un particular interés por los rusos, pero esa mafia quedó destruída cuando yo era pequeño.-

- Tal vez esté recibiendo apoyo de algún rico corrupto.- sugiere otro.

- Puede ser...- murmura Ares.- En cualquier caso acabaremos con todos los que están ahí.-

- ¿No quiere que capturemos a alguno para sacarle información?-

- No me interesan los prisioneros.- aclara el dios.-  Matadlos a todos.-

- ¡Sí señor!-

- ¿El plan sigue siendo el mismo?-

- Sí, entraremos a la vez por las cinco puertas de la casa.- indica.- No os paréis a preguntar, disparad en cuanto veáis a los objetivos.-

- ¡Sí señor!-

- Si todo va según los planeado en unas dos horas estaremos de nuevo en Grecia así que vamos.-

Todos comienzan a organizarse en grupos y a moverse hasta sus posiciones. Yo me quedo en el grupo que está con Ares. Es raro... hasta ayer estaba muy emocionada por esto, porque era la primera vez que iba a estar junto al pelinegro en una misión, pero ahora no tengo ninguna ilusión.

«Cóncentrate Bella...»

Empezamos a avanzar hasta la casa. Es extraño, pero en el exterior no nos encontramos a nadie, solo se escucha la música y se ven las luces de la mansión, pero no hay ni un solo guardia en la puerta.

- ¿No te parece un poco raro que no haya nadie fuera?- pregunto.

- Muy pocos conocen este escondite señora.- contesta uno de los hombres.- Los turcos son muy confiados, estoy seguro de que no se esperan ningún ataque, no tan pronto.-

LLegamos hasta la entrada principal. Las cortinas de los ventanales están echadas, por lo que no se puede ver nada del interior.

- A todas las unidades, entren en la casa.- ordena Ares.- Repito, entren en la casa.-

- Recibido, entramos-

Uno de los hombres pone un artilujio en la cerradura. Nos apartamos un poco y se produce un pequeño estallido, abriéndose la puerta. Entramos rápidamente con las armas cargadas y en posición de ataque, sin embargo, en el pequeño recibidor no hay nadie.

Entre diosesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora