Capítulo 49

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Isabella

Al medio día nos dirigimos a la entrada de la casa para recibir a Apolo.

- Tarde como siempre.- se queja Ares.

- Malhumorado como siempre.- replica el rubio subiendo las escaleras.- Pero esta vez no ha sido mi culpa.- se excusa.- Kaleb tenía que resolver unos asuntos antes de venir.-

- ¿Quién carajos es Kaleb?- pregunta mi esposo.

- Soy yo.-

El joven que está detrás del dios del sol da un paso al frente y se coloca junto a él.

- Os presento a Kaleb, mi hombre de confianza.- dice Apolo.

- Es un placer.- saluda el chico.

Le observo con detenimiento. Lo cierto es que es un joven muy apuesto, con el cabello castaño oscuro y los ojos avellanas. Sin embargo, hay algo en él que no me gusta, no sé el qué.

- Será mejor que nos vayamos.- interrumpe Ares.- Malek debe estar esperándonos.-

- Oh sí, ya tengo ganas de conocer a mi ahijado.- ríe Apolo entrando a toda prisa a la casa.

El dios de la guerra y yo le seguimos hasta el salón, en donde se encuentran mi hermano, Emma y el bebé en su cuna.

- Al fin llegas.- sonríe Malek.

- No te emociones que no estoy aquí para verte a ti retrasado.- bromea el rubio.- ¿Quién es el ahijado más afortunado del mundo por tenerme como padrino?-

- Alí no.- sentencia Ares.

Todos reímos ante el comentario, salvo Apolo que rueda sus ojos y sigue haciéndole gorgoritos al bebé.

El móvil de mi esposo suena y este se marcha de la habitación pidiéndome que le disculpe un segundo.

- Parece que no es el único bebé que se espera en esta casa.- escucho murmurar a alguien en mis espaldas.

Me doy la vuelta y me encuentro con el tal Kaleb a tan solo unos centímetros de mí, observándome.

- Sí... estoy de algo más de seis meses.-

- Enhorabuena.- sonríe de forma torcida.- Su esposo debe estar feliz.-

Sin más se aparta y se va hacia Apolo, al cual le susurra algo al oído y, acto seguido, se marcha por una de las puertas.

«Definitivamente hay algo en él que no me gusta»

***

Malek

Estoy en el jardín junto con mi hermana y mis padres. Emma está en la habitación del bebé, intentando dormirle. Por su parte, Ares y Apolo están en mi oficina, teniendo una videoconferencia con Zeus.

- Parece mentira que estemos así.- suelta Isabella.- Siento como si todo hubiera sido un sueño, como si aún no hubiera cumplido los veinte años.- añade.- Tengo miedo de que esta paz se acabe...-

- Pronto atacaremos a Vólkov y esta paz durará para siempre.- asegura papá.- Esta vez nos aseguraremos de que no quede nadie de esa familia con vida.-

- Suena complicado.-

Me doy la vuelta y veo al hombre de confianza de Apolo aproximarse hacia nosotros.-

- Apolo me manda deciros que se retrasaran un poco con la reunión.-

No me da tiempo a contestar cuando veo que mi madre se levanta con el rostro desencajado.

- No puede ser...- balbucea.

- ¿Madre qué ocurre?- pregunta Isabella.

- Tú estás muerto... ¡Estás muerto!- grita señalando a el joven.

- ¿De qué estás hablando Aisa?- interviene Horus acercándose hasta mamá.

No estoy entendiendo nada de lo que está pasando. Mamá parece que ha visto un fantasma cuando el guardia de Apolo ha aparecido y, sin embargo, este mira la escena con un aire divertido.

- ¡¿No le estás viendo?!- exclama mi madre.- ¡Es él Horus!- grita.- ¡Es tu medio hermano!-

- Mamá él no es Khalid, es el hombre de confianza de Apolo.- intenta tranquilizarla Isabella.- Su nombre es Kaleb.-

- Sé que este chico se parece a él.- murmura padre.- Pero es imposible que sea Khalid amor, nosotros le vimos morir.-

- ¡Por dios Horus tiene sus mismos ojos, su mismo rostro!- continúa.- ¡Es Khalid!-

- No, no soy Khalid.- suelta el joven con una sonrisa torcida.- Soy su hijo.- espeta.- Aunque mi verdadero nombre es Khalid también, eso puede generar confusión.-

- ¡¿Qué carajos?!- grito poniéndome frente a él, dejando atrás mía a mis padres y mi hermana.- ¡¿Que cojones estás haciendo en nuestra casa?!-

- ¿Vuestra casa?- replica.- ¿O la casa que le robasteis a mi padre?.-

- Tu padre nunca tuvo ningún derecho sobre los Inmortales.- interrumpe mi padre.- Solo era un loco desquiciado.-

- Has sido un completo idiota al descubrite.- añado.- Ahora no tienes nada que hacer.-

- ¿Eso crees?-

- Lo único que creo es que vas a morir.- sentencio.- Y ni si quiera tendré que llamar a mis hombres para ello.- aseguro.- ¡Hijos!-

A los pocos segundos, mis tres lobos aparecen y se colocan junto a mí, mostrando sus colmillos a Khalid, sin embargo, este no borra la sonrisa de su rostro.

- Vaya, los famosos lobos de los Inmortales... ¿Solo tres?-

- Son cuatro.- responde mi hermana.- ¡Destino!-

Al instante, el lobo blanco de Isabella aparece y se detiene junto a ella.

- Con un solo chasquido de dedos te matarán.- amenazo.

- No lo creo.- sonríe.- Me has presentado a tus hijos y ahora te presentaré yo a los míos.-

Da un silbido y, durante unos segundos no pasa nada, sin embargo, de repente, escuchamos unos gruñidos.

- No puedo creerlo...- murmura mamá.

No sé cómo ni de dónde, pero tres enormes tigres aparecen detrás de Khalid, dos de color anaranjado y uno blanco.

- Creo que es hora de que tengamos una larga conversación familiar.- ríe el castaño.

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