Capítulo 42

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Isabella

El ruso carga su pistola y me apunta listo para apretar el gatillo pero, de pronto, una sombra salta sobre él lanzándolo a los arbustos. En unos segundos, solo escucho los gritos del guardia, hasta que todo se queda en silencio de nuevo, excepto por los disparos que se escuchan en la distancia.

Oigo algunas ramas crujir y me empiezo a poner nerviosa. ¿Y si lo que ha atacado a ese hombre es alguna clase de animal salvaje?¿Y si ahora me ataca a mí?

Mis pensamientos se ven interrumpidos cuando veo salir de entre los matorrales a un enorme animal. Parece ser un lobo de color blanco, pero de un tamaño mucho mayor de lo normal. Mi corazón empieza a latir a mil a medida que el animal avanza hacia mí.

Sin embargo, todo parece detenerse cuando me fijo en sus ojos... uno color avellana y otro azul celeste. Mis ojos comienzan a humedecerse...

- Des... ¿Destino?-

El enorme lobo se detiene junto a mí y me comienza a lamer el rostro. Inmediatamente le abrazo y comienzo a acariciar su hermoso pelaje blanco.

- Cómo has crecido pequeño...- susurro.- ¿Qué estás haciendo aquí?- digo separándome.- ¿Cómo me has encontrado?-

Él se queda observándome, como si de verdad pudiera entenderme. Al instante comienza a ahuyar con intensidad.

Tras unos minutos, escucho el sonido de numerosos pasos avanzando hacia nosotros y me vuelvo a poner nerviosa. ¿Y si los hombres de Viktor me han encontrado? Destino no va a ser capaz de enfrentarse a todos a la vez...

De repente, veo a varios hombres vestidos de negro salir de entre los árboles, todos con pasamontañas en el rostro. Dos de ellos avanzan unos pasos más, quedándose por delante del resto.

El de la derecha sigue avanzando hasta quedar a mi lado. Destino ni se inmuta, por lo que presiento que sea quien sea no va a hacerme daño. En un segundo, se quita la máscara y no puedo evitar ponerme a llorar cuando veo a mi padre.

- ¡Papá!- exclamo.

Él se agacha y me abraza.

- Hola cielo... qué alegría tenerte por fin a mi lado...-

- Creía... creía que estabas muerto...- sollozo.- Creía que te habían matado...-

- Soy un dios.- sonríe.- No es tan fácil matarme.-

- Pero escuché que habían matado a todos durante el ataque de hace unos meses...-

- Casi a todos.- responde.- Zeus y yo fuimos los únicos supervivientes.- indica.- Aunque quedamos malheridos, por eso hemos tardado tanto en rescatarte.-

- No mientas Horus.- escucho decir a una voz.

El otro hombre que está delante del resto se quita la máscara dejándome ver el rostro de Zeus. Me llama la atención ver que tiene un parche en uno de sus ojos.

- Quedamos hechos un asco.- se queja.

- Cállate ojoloco.- se burla mi padre.

- ¡¿Cómo me has llamado anormal?!-

Comienzo a reír.

- Veo que no habéis cambiado nada en todo este tiempo.-

Mi padre me sonríe y me ayuda a levantarme. Una vez de pie, sus ojos van a parar a mi abultado vientre.

- ¡Maldito hijo de puta!- grita.- ¡Voy a matarlo!-

- Pues ponte a la cola papá.- respondo.- Porque yo voy a matarlo primero.-

Entre diosesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora