Capítulo 27

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Atenea

Estoy en mi cuarto, mirando por la ventana. Ya empieza a anochecer y me encuentro algo intranquila. Sé que debería estar más asustada por el hecho de que los turcos nos hayan amenazado, pero sobre todo no puedo dejar de pensar en que mi hermano Hermes va a tener que casarse.

«Por los dioses... son demasiado jóvenes para eso...»

De pronto, me asusto al sentir unos brazos abrazar mi cintura, pero enseguida me relajo al oler el perfume de Apolo, One Million de Paco Rabanne, la colonia que ahora mismo está publicitando.

- ¿Qué te sucede?- susurra.

- Solo estoy algo preocupada por lo que ha sucedido entre Hermes y Adia.-

- Todavía me río al recordar la cara de ese tonto.- se burla.

- No es gracioso Apolo.- regaño.- Imagínate que te tuvieras que casar con veinte años.-

- Lo haría, solo si fuese contigo.-

«Okay... tengo que estar más roja que un tomate...»

-No bromeés con eso.- digo dándome la vuelta y mirándole a los ojos.

- Jamás lo haría.- responde.- Sé que soy un gran idiota, pero te quiero Atenea, te quiero con locura.-

Acaricia mi rostro y me da un tierno beso en los labios.

- Eres hermosa.- murmura repartiendo besos por mi cuello.- Eres perfecta...-

- Apolo detente... nos... nos pueden escuchar...-

- No lo harán.- asegura.- Nuestros padres no están, la habitación de Hermes queda alejada y Ares e Isabella se habrán ido ya.-

Me relajo ante sus palabras y me dejo llevar. Él me carga entre sus brazos y me deposita en la cama con suavidad. Vuelvo a abrir mis piernas y se posiciona entre ellas. Nos besamos con deseo y pasión.

Con rapidez le voy desabrochando los botones de la camisa hasta que consigo quitársela, dejando su hermoso y musculoso torso al descubierto.

«Realmente Apolo tiene un cuerpo y un rostro envidiable, no me estraña que todas las marcas de modelaje le quieran contratar...»

El dios me quita la blusa y me desabrocha el sujetador, liberando así mis senos. Los comienza a besar y a morder de manera suave, mientras yo le quito el cinturón y le bajo la cremallera del pantalón.

Agarro su miembro y comienzo a masturbarlo mientras él me quita la falda y las bragas, dejándome completamente desnuda.

- Apolo...- murmuro excitada.- Hazme tuya por favor...-

Guío su pene a mi entrada, pero el rubio se aparta rápidamente, sorprendiéndome.

- ¿Qué sucede?- pregunto confusa.

- Esta vez pienso usar condón.- indica.- Y más después de lo de Hermes.-

- Ya te dije que estoy tomando las pastillas.-

- Por si acaso.- se termina de quitar los pantalones y se pone el condón.- Llegas a quedar embarazada y padre me mata.-

No puedo evitar reír. Él se vuelve a colocar encima mía y ahor así me embiste, de manera suave. Nuestros alientos se entremezclan mientras nuestros pequeños gemidos se escuchan en la habitación.

- ¡Joder!- exclama el dios.- No sabes cuantas noches me pasaba pensando en tenerte así.-

- ¡Ahh!- gimo.

Entre diosesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora