Capítulo 33 "¿No confías en mi?"

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—Deberías traer a la chica a cenar con nosotros— mi madre dijo, secando por tercera vez sus manos en el delantal. —Podríamos ir mejor a un restaurante, igual sería menos incómodo— ella empezó a dar vueltas alrededor de la pequeña mesita de cristal del salón. Su nerviosismo era más que obvio y se podía observar con facilidad la alegría a través de sus ojos.

En cierta manera podía entenderla, mi hermano nunca había traído a una chica a casa para que la conociéramos y mucho menos como una "novia oficial", pero obviamente, él no era ningún santo.

La alegría y el entusiasmo de mi madre no parecía afectarnos a ninguno de los dos. Daniel se encontraba jugando nerviosamente con sus dedos, mientras que yo, que acababa de sentarme a su lado en el sofá, no podía parar de mirar la pantalla de mi móvil cada cinco segundos. Justo como lo había estado haciendo durante los últimos tres días.

— ¿Alguno de los dos me está haciendo caso?— rodé los ojos mientras mi hermano asentía.

—Mamá, solo relájate, es solo una chica— dije, ganándome unas miradas difíciles de describir.

—En fin... Hablaré con ella para ver si le viene bien salir a cenar esta noche — mi hermano dijo, sacando el móvil del bolsillo de sus vaqueros.

Subí despacio las escaleras hasta mi habitación. No me cansaré nunca de decir que odio las cenas familiares. Podría sonar muy egoísta de mi parte pero la verdad es que no me importaba lo más mínimo la nueva novia de mi hermano.

Y eso porque me parecía injusto que él lo tuviera tan fácil y yo tuviera que vivir con el miedo constante de que jamás volveré a ver a Liam.

Porque si bien es cierto que me prometió quedarse conmigo, si se pudo ir una vez sin remordimiento alguno, no me extrañaría que volviera a hacerlo.

Así que finalmente, después de tres días de intentar dar con él, decidí rendirme.

Me tiré sobre la cama después de dejar el móvil encima del escritorio. No me encontraba muy bien, algo dentro de mí me decía que algo estaba mal.

Cerré los ojos por un par de segundos antes de volver a abrirlos al escuchar la puerta de mi habitación cerrarse de portazo.

—Ahora mi hermanita me va a contar que le pasa para tener esa cara de pocos amigos— Sonriendo de oreja a oreja, mi hermano se tumbó a mi lado en la cama, consiguiendo casi tirarme.

— ¿Puedes irte?—

—No hasta que me digas que es lo que te pasa—

—No me pasa nada, solo me encuentro mal y quiero estar sola, así que puedes irte—

Se colocó de manera que estuvo aún más cómodo que antes, solo para darme a entender que no pensaba irse antes de hacerme hablar.

*

— ¡Allyson! ¡Ally!—  Escuché la voz de mi madre desde el otro lado de la puerta. —Cariño, vístete, no vamos en una hora— me levanté de la cama con un gran dolor de cabeza y froté mis ojos.

Me encontré con un pasillo vacío al abrir la puerta así que fui a buscar a mi madre a la parte baja de la casa.

— ¿A dónde?— grité bajando las escaleras.

Al llegar al salón me sorprendí al ver a una chica, pero enseguida me di cuenta quien era y pasé de largo hasta la cocina, donde mi madre y mi hermano se encontraban hablando.

— ¿Todavía estás así? Haz el favor de ir a cambiarte o llegaremos tarde— mi madre me riñó.

No dije nada, solo me dispuse a mirar a los dos para darme cuenta de que ya estaban completamente preparados, mientras que yo me encontraba todavía en el chándal que había estado llevando todo el día.

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