Capítulo 53 "Eres lo mejor que me ha pasado"

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(si lees este capítulo será bajo tu responsabilidad)


Su mano agarraba la mía con fuerza mientras volvíamos a su casa. Mis piernas temblaban y notaba en corazón en la garganta.

"Tranquilízate, Allyson"

Mordí mi labio mientras él cerraba la puerta detrás de nosotros. La casa estaba vacía y empecé a preguntarme si de verdad vivían cinco personas allí, porque por lo general siempre acababa sola con Liam.

Oía los latidos de mi corazón y era como si quisiera salirse de mi pecho. Respiré hondo. Habían pasado demasiadas cosas. Mi supuesta rotura con Liam, conocer a Ryan, emborracharme, la pelea entre Liam y Ryan y ahora eso. Sentí como las lágrimas volvían de nuevo al recordar la foto de la pequeña niña. Mi cuerpo empezó a temblar y apreté la mano de Liam. Él sintió eso y se giró de cara a mi. Me agarró de la cintura y pegó mi cuerpo al suyo. Humedecí lis labios con la punta de la lengua y él gruñó.

-Joder, no hagas eso-

Llevó sus dedos debajo de mi barbilla tirando de mi labio inferior para forzarme a soltarlo. Se acercó a mi hasta el punto de sentir su respiración contra mi piel. Sus dedos agarraron la fina tela de la parte de abajo de la sudadera, levantándola ligeramente para tocar mi piel.

Sonrió, acercándose más a mí y empujándome hacia la pared. El contacto fue menos doloroso de lo que pensaba pero aun así no pude evitar asustarme un poco. Su nariz paseaba por mi cara haciéndome temblar. Intenté controlar los latidos de mi corazón pero francamente fracasé. Su nariz bajó por mi mandíbula y yo abrí la boca para dejar paso al aire. Apretó la piel de mi cadera empujándome aun más en la pared. Sus labios tocaron la piel de mi barbilla y empecé a temblar de nuevo. Levantó la mirada hacia mí y sentí como empezaba a perderme.

-Te deseo- susurró.

-Ya soy tuya- contesté.

Sentí su sonrisa formarse sobre mi piel y humedecí mis labios de nuevo. Hizo presión con sus caderas sobre las mías y ahora se podían escuchar los gemidos por toda la casa. Se rió ligeramente besando mi mejilla. Su dedo pulgar dibujaba pequeños círculos invisibles sobre mi piel. Levantó de nuevo la vista para sonreírme. La otra mano la utilizó para echar hacia atrás los pelos que se me habían salido de la coleta. Los retiró con cuidado haciéndome sonreír. Leía el miedo en sus ojos el miedo de que me fuera de nuevo, no lo haría, me quedaría con él.

Se agachó por encima de mí para unir nuestros labios. Su lengua se adentró con facilidad en mi boca y empezó a moverse con la mía. El beso era mucho mas tranquilo de lo que me había acostumbrado hasta entonces. Llevé mi mano hacia su cara pero él la agarró enseguida gruñendo.

-Vayamos despacio-

Asentí y él pegó su cuerpo al mío. Me agarró de la mano, tirando de mí hasta la cocina. Mis ojos no se movían de la pared. El hecho de que él se sintiera culpable por lo ocurrido con su hermana era lo que lo había cambiado. Esa era la causa por la que él era así. Prometió cuidar a su hermana y fracasó, y probablemente nunca pudo superar eso. La protección obsesiva que me ofrecía tenía un nombre ahora. Miedo, el miedo de no perderme de la misma manera que a Ruth.

Entramos a la cocina y agarró mis caderas para sentarme sobre la encimera. Abrió mis piernas nada mas sentarme. Reí ligeramente y él dejó un beso en mi mejilla.

-Te quiero- susurré mirándolo a los ojos.

Sus párpados se cerraron y observé que aguantaba la respiración. Ahora entendía. Ahora era consciente de que él nunca podría volver a querer a nadie verdaderamente. Yo le importaba, sabía eso, pero no podía quererme. Probablemente había sabido eso desde la primera vez, cuando dejó marcas en mi muñeca y en el cuello para que todos supieran que le pertenecía. Lo sabía probablemente desde el momento en que todas las personas que se me acercaban eran una amenaza que tenía que ser quitada del camino.

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