Capítulo 32 "Ninguna ha estado donde estás tú"

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ALLYSON:

Lo mejor de la mañana fue abrir los ojos y ver al hermoso chico de ojos marrones sonriendo a mi lado.

—Buenos días, nena— acarició suavemente mi mejilla.

Sonreí con su gesto, después fruncí el ceño.

— ¿Qué hora es? ¿Ha llamado alguien? Creo que debería irme. ¿Cuánto tiempo llevas des...?— los labios de Liam no me dejaron acabar la frase. Sonreí en el beso, dándole paso a su lengua.

—Demasiadas preguntas, solo relájate, nadie ha llamado y te llevaré a casa antes de que alguien se dé cuenta de que no estás ahí— asentí. —Ahora, estaría bien que me hicieras un poco de hueco en la cama— él dijo y me empecé a reír al ver la postura que había tenido que adoptar para no caerse de la cama.

—No— meneé la cabeza haciendo un pequeño puchero, Liam solo levantó una ceja, sonriendo. —Es que ese lado de la cama está frío—

Su risa empezó a llenar la habitación, haciéndome sonreír. La manera en la que él echaba su cabeza hacia atrás mientras su pecho vibraba lo hacía verse tan tranquilo y despreocupado.

—No te rías de mí—

—No me rio de ti...— él dijo, ladeando la cabeza cual gatito confundido. —Me rio contigo—

—Yo no me rio— fruncí el ceño y mordí el interior de mi labio para intentar mantenerme lo más seria posible.

— ¿Seguro?— asentí.

Empezó a hacerme cosquillas, cosa que me hizo alejarme de él gateando por la cama, soltando algún que otro chillido cuando él no me soltaba. Me agarró de los tobillos, acercándome a el de nuevo, y, el menos de tres segundos, mi cuerpo estaba siendo cubierto por el suyo.

Me miraba con ternura mientras intentaba no dejar todo su peso sobre mí.

—Odio las cosquillas— volví a hacer un puchero mientras Liam sonreía.

Su pelo se había caído por su frente y parecía no haberse peinado en días, a pesar de tener el pelo muy corto. Aun con todo, seguía viéndose increíblemente perfecto, y sabiendo que el momento no duraría para siempre, decidí simplemente disfrutar de la tranquilidad.

— ¿Por qué me miras así?—

Ladeó la cabeza dejando de sonreír antes de contestarme. — ¿Y yo puedo saber por qué no me besas cuando ves que te miro así?—

Rodeé su cuello con mis brazos y lo acerqué a mí. Hice fuerza con mis piernas y los dos giramos, esta vez quedando yo encima de él.

—Porque no quiero— sonreí satisfecha cuando él llevó un mechón de pelo detrás de mí oreja y le saqué juguetonamente la lengua.

—Vaya, que niña eres—

 —Lo dice el que me estaba haciendo cosquillas hace un momento—

 Moví ligeramente mis caderas en un intento de sentarme mejor, Liam hizo un sonido gutural que hizo que mi primer reflejo fuera quitarme de encima, pero él me mantuvo en mi sitio.

 Me di cuenta de lo que había sido ese sonido y mis mejillas no tardaron en coger más color. Volví a hacer el mismo movimiento, obteniendo el mismo resultado que la primera vez.

 Un grito demasiado agudo salió por mis labios cuando Liam me agarró de la cintura y volvió a girar, quedando de nuevo sobre mí.

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