Capítulo 50 "No quiero que sigas adelante"

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Dio un paso hacia atrás para mirarme. Sus ojos me examinaron con demasiada atención, me agarró la mano pero la retiré rápidamente.

Era la segunda vez que me rechazaba y borracha o no, parecía que el cielo se me estaba cayendo encima. Intenté levantarme pero fallé y acabé teniendo que apoyarme en Liam para algo de estabilidad. Sus brazos rodearon mi cuerpo y me llevaron mas cerca de él. Intenté alejarlo con mi propia fuerza pero no se movió ni un triste milímetro.

Agarré entre mis dedos el fino y negro material mientras él me sentaba de nuevo sobre la cama. Agarró mi mano derecha con la suya y esta vez no me molesté en quitarla. Estaba exhausta y mi cabeza no paraba de dar vueltas. Solo quería irme, lo mas lejos posible de él. Tragué saliva y me dejé caer del todo sobre la cama.

¿En qué momento mi vida había dado semejante giro?

"Miro por la fría ventana pegando mi frente al cristal. Hace frío aquí, la nieve se había asentado hacía unas horas y ya había un montón de niños en la calle, jugando. Sonrió al verlos, parecen felices. Podía escuchar sus risas pero no me llegaban en realidad. Abrazo mi muñeca, poniéndola a mi derecha. Giro la cabeza para mirar a mi alrededor.

Estoy sola. Grito los nombres de mis abuelos, mi madre, mi padre, hasta el de mi hermano, pero nadie me contesta. Bajo con dificultad de la silla y me siento en la gran alfombra que se encontraba en el salón.

Me levanto con ayuda de mis manos y me acerco al árbol de navidad que mi abuela había decorado y después empiezo a andar por la casa. Está vacía. Ellos no están, ellos nunca están, mi madre está trabajando y mi padre, bueno, él es el único que sabe donde está. Una foto. Una familia, fue, en algún momento. Tomo la foto entre mis manos y la miro. Soy yo, mi madre, mi padre, mi hermano y mis abuelos en las Navidades del año pasado. Yo estoy sentada en el regazo de mi padre, que me abraza como si no quisiera soltarme nunca mas. Mi hermano está justo a mi lado, de pie, sonriendo. Vuelvo a la habitación llene de lucecitas de colores para coger un papel y empiezo a escribir.

-Querido Papá Noel, sé que probablemente no he sido una niña muy buena, mi padre dice siempre lo mala que soy, pero no quiero pedirte demasiado. Sólo quiero que tú me traigas una... una familia como la de la foto-

*

Oigo las puertas cerrándose con fuerza y me asusto. Diría que durante catorce años debería haber conocido ya lo suficiente a mis padres. Oigo gritos desde mi habitación y cierro los ojos. Los gritos de mi madre, los insultos y maldiciones de mi padre. Pensaba que pasarían, que todo acabaría después de la primera discusión, pero después hubo otra, y otra, y yo acabaría siempre igual, abrazada a mi hermano en mi habitación esperando los dos a que los gritos cesaran. Me levanto de la cama y me acerco a la puerta, la abro pero no me atrevo a salir. Pasaría de nuevo, mi padre se iría y mi madre se quedaría llorando en la cocina.

Quiero ir con ellos, decirles que dejen de discutir, decirles que vuelvan a hacer las paces y que todo vuelva a ser como antes, pero soy perfectamente consciente de que eso no pasará.

*

La pelota golpea la tierra y después me da en la cara. Me caigo al suelo y empiezo a llorar. Probablemente no por culpa del dolor, sino mas bien por el susto. Me levanto lo máximo para quedar sentada y me froto los ojos con las manos, la suciedad en ellas hace que mis ojos empiecen a escocer. Mis dos coletas están ahora muy despeinadas y mi ropa está sucia. Mi padre me echará la bronca de nuevo, me dirá que soy una niña muy mala. Y Allyson no quiere que su padre se enfade con ella. Allyson quiere mucho a su papá, pero él tiene mucho trabajo, por lo que casi nunca está en casa.

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