El chico me sonrió después de decirle mi nombre. Parecía simpático la verdad.
— ¿Y me vas a decir que hace alguien como tú aquí a estas horas de la noche?— los dos nos sentamos en el banco.
—Necesitaba... pensar— contesté algo retenida, aunque a ser sincera, la idea de hablar con un desconocido para desahogarme no me parecía del todo mala.
— ¿Y vienés hasta aquí sabiendo que te podría pasar cualquier cosa solo para pensar?— el chico preguntó, la ironía estando presente en su voz. —Vaya, tú sí que sabes— reí.
—No, por favor, lo último que necesito ahora es una persona más que me trate como a una niña pequeña—
Me miró sonriendo y no dijo nada más. Crucé las piernas y me dediqué a mirar hacia el frente y a jugar con mis dedos. Quería mantener la cabeza vacía para no pensar en Liam, pero no era tan fácil.
—Si quieres... puedes hablar conmigo. Estoy estudiando psicología, podríamos ayudarnos mutuamente— Ryan dijo con una expresión muy seria.
Fruncí el ceño. — ¿En serio?—
—No— dijo antes de empezar a reír. —Pero viéndote así parece que necesitas que alguien te escuche—
Bajé la cabeza y sorbí la nariz mientras él me miraba. Mordí mi labio para no llorar y una vez más, me sorprendí al ver que lo había logrado.
—Yo... es que... no...— empecé a balbucear cosas en mi intento de formar una frase.
— ¿Un chico?— miré hacia él al por su pregunta. ¿Tan obvio era que me habían dejado hecha mierda? Asentí sin decir nada más y él asintió también haciendo un sonido gracioso con sus labios, algo así como un "tss".
Empecé a respirar mas, sintiendo que no podría aguantar más las lágrimas. Ni siquiera sabía si lloraba por estar triste o de la rabia que me daba haber sido tan tonta.
—No eeh, no vayas a llorar— dijo saltando ligeramente del banco para ponerse delante de mi. —Mira, si quieres puedo hacer un truco de magia— empezó a mover sus manos de una manera muy extraña.
— ¿Qué? ¿También sabes de eso?— pregunté pasando las dos mangas de mi sudadera por debajo de mis ojos.
—No— volvió a decir y esta vez no pude evitar reír. —Pero por lo menos soy bueno en hacer reír a la gente— no podría describir la cara de niño pequeño que puso al decir eso, de verdad parecía orgulloso de lo que acababa de hacer.
— ¿Cuáles son las probabilidades de venir a un parque lejos de tu casa a las doce de la noche y encontrarse con alguien como tú?— sonreí, poniéndome de pie, pero aun así era bastante más alto que yo.
—Pocas, puedes considerarte afortunada— rodé los ojos mientras le daba un leve empujón en el hombro. Me miró con cara de ofendido, como si acabara de darle la paliza de su vida y se señaló a sí mismo como si intentara decir algo.
—Te lo merecías, por gracioso— le saqué la lengua y ahora fue él quien rodó los ojos.
Parece mentira, pero durante esos minutos fue como si nada malo hubiera pasado. Hablando con Ryan, el dolor en mi pecho había disminuido considerablemente y los recuerdos de Liam con otra chica se habían escondido en una parte muy oscura de mi cabeza, donde ya no dolían.
Arrastré los pies hasta uno de los columpios y me senté. Él se sentó en el de al lado y sin darme cuenta me quedé mirándolo. No voy a negar que era guapo y a pesar del chándal ancho, se podía notar que iba al gimnasio.
— ¿Quieres dejar de mirarme? Me intimidas— rió.
—Ahm, sí, perdón, es que...—
—Soy tan guapo que no podías resistirte. Lo sé—
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STRONG
Fiksi PenggemarUna noche, fue suficiente para que dos mundos totalmente diferentes chocaran ¿Qué pasa cuando la oscuridad encuentra la luz? ¿Cuándo el peligro es golpeado por la inocencia? Ella: Una chica tímida que solo quería divertirse. El: el chico malo al q...