Capítulo 54 "Soy tuyo, Ally, no va a pasar nada"

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Abrí los ojos al escucharme a mi misma gritar de un susto. Había empezado a llover y las grandes ventanas de la habitación de Liam se habían abierto solas a causa del viento, causando así el ruido que me hizo despertar.

Miré hacia el lado de la cama donde supuestamente tendría que estar él, y sinceramente no me sorprendí al ver que la única en la gran habitación era yo.

Me arrastré hasta el margen de la cama y dejé caer mis piernas por uno de mis laterales antes de encaminarme hacia la ventana, que había estado probablemente mal cerrada para que el viento pudiera con ella. Tiré sin éxito de la camiseta de Liam, intentando cubrir un poco más de mi cuerpo, pero como el material no daba más de si, decidí renunciar.

Miré el reloj que descansaba sobre la mesita de la parte de Liam. Marcaba las tres, lo que quería decir que apenas había dormido un par de horas.

Insegura, me alejé de la ventana para dirigirme al lado opuesto de la habitación y salir al pasillo. Hacía calor dentro de la habitación, pero al salir al pasillo noté como la piel se me ponía de gallina con el contacto del aire frío.

Bajé despacio las escaleras en busca de Liam, pero en ningún momento abrí la boca. La puerta de la entrada estaba abierta hasta tocar la pared contraria y empecé a ponerme nerviosa.

Asomé la cabeza, temiendo encontrarme cualquier cosa, pero a causa de la poca luz que la luna dejaba llegar a mí, no podía ver más allá del pequeño porche.

La casa estaba en un completo silencio, y el pensamiento de estar sola en una casa tan grande me daba escalofríos.

- ¿Qué haces?- oí a alguien decir, y mi primer reflejo fue girarme e intentar defenderme.

Liam se empezó a reír, haciéndome a mí cerrar los ojos y respirar fuerte antes de llevar una mano a mi frente.

-No vuelvas a hacer eso- gruñí abriendo los ojos. Él me miraba como si la escena lo divirtiera terriblemente. - ¿Qué haces con la puerta abierta?- pregunté intentando mantener mi postura seria.

-Tenía calor- él contestó seco, levantando los hombros como de costumbre.

Rodé los ojos, dándome la vuelta para cerrar la puerta.

-Está bien, ¿qué te pasa a ti?- suavemente, agarró mi brazo para tirarme mas cerca de él.

Miré hacia abajo, debatiendo en mi cabeza si contestar o no, y decidí separar mis labios para hablar.

-No estabas en la cama...- susurré, y por lo visto mis palabras llamaron su atención. -Pensaba que te habías ido-

La esquina de su boca se levantó en una sonrisa ladeada que me hizo bajar la cabeza de nuevo. No importaba el tiempo que pasara con él, o las cosas que hiciéramos, el siempre tenía un efecto extraño sobre mí. Siempre me ponía nerviosa estando en la misma habitación que él y los latidos de mi corazón me demostraban eso cada vez que intentaban sacarlo de mi pecho al estar cerca de Liam.

- ¿Por qué haría eso?- posicionó sus dedos debajo de mi barbilla para obligarme mirar hacia él de nuevo y levanté los hombros antes de que el silencio invadiera de nuevo.

-Estás helada. Vamos a la cama- él dijo finalmente, frotando mi brazo derecho en un intento de alejar el frío.

Asentí y me dejé guiar de nuevo escaleras arriba.

Se rió ligeramente al entrar a ma habitación y observar la manta por el suelo. -Al final vas a acabar con un resfriado- comentó, arreglado la cama para que pudiéramos echarnos nuevamente. -No entiendo cómo puedes moverte tanto estando dormida-

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