Capítulo 47 "¿Necesitas un amigo?"

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Nada más abrir la puerta de mi casa me encontré con un rubio mirándome enfadado y con los brazos cruzados. Levanté la cabeza para mirar hacia el resto de la gente y la volví a bajar enseguida para que ninguno se diera cuenta de mi estado.

Vi a mi hermano relajarse enseguida y acercarse a mí. No me preguntó nada, nadie lo hizo, solo me cogió de la mano y me sacó de la habitación junto a él. Puso una de sus manos debajo de mis rodillas y la otra en mi espalda y me levantó en brazos, subiendo conmigo hasta mi habitación.

Me sentó sobre la cama y se dio la vuelta para cerrar la puerta. — ¿Qué haces aquí?— sorbí la nariz, pasando la manga de mi sudadera por debajo de mis ojos.

Mi hermano me miró de una manera muy rara antes de acercarse de nuevo a mí. —He oído por ahí que hay en casa una chica llorona que me necesita con ella— él dijo, poniéndose de cuclillas para estar a mi altura. Sonreí antes de echarme a llorar de nuevo.

Hay cosas que puede que sería mejor no averiguar. No sabes algo, no te duele, pero algunas de ellas deben ser averiguadas porque te ayudan a ver también las otras caras de la gente. Para eso la vida te manda como ayuda gente y situaciones en el momento juste.

No tuve que decir ni hacer nada, mi hermano me empujó ligeramente para hacerse espacio en la cama y me abrazó como de normal mientras los dos nos quedábamos tumbados sobre mi cama.

— ¿Quieres hablar sobre eso?— mi hermano preguntó, jugando con mi pelo. No dijo sobre qué, pero era obvio que se refería a la razón por la que yo estaba llorando.

—No— suspiré intentando tranquilizar mi respiración.

Abracé con fuerza uno de los cojines de colores que adornaban mi cama, imágenes de él llegando a mí. Todo había sido una mentira. Creí que sus palabras eran reales, en cambio, lo único que él hacía era reírse de mi.

Empecé a preguntarme si Zayn lo sabía. Claro que lo sabía, por algo eran amigos, y uno de los más cercanos por lo que había podido observar. Mordí mi labio inferior intentando parar las lágrimas, y para mi sorpresa lo logré. Mi hermano me acercó más a él y me abrazó más fuerte.

Cerré los ojos un momento y los volví a abrir enseguida en cuanto la puerta de mi habitación hizo ruido al ser abierta.

No me giré para ver quién era, mi hermano lo hizo.

—¿Me dejas hablar un momento con tu hermana?— la voz tranquila de mi madre se escuchó, haciendo que mi hermano dejara de abrazarme y se levantara de la cama.

Ella se acercó a mi cama, me di la vuelta para estar cara a cara con ella y me senté a lo indio mientras mi madre se sentaba a mi lado cruzando sus piernas. Me miró sonriendo de una manera que me dio a entender que me entendía.

—¿Liam?— ella susurró. Miré hacia mis manos y empecé a jugar con mis dedos sin saber que decir así que me limité a asentir.

—Lo siento mucho, cariño. Me habría gustado que tú no tuvieras que pasar por esto, que tuvieras solo alegrías en la vida, pero por lo visto no ha sido posible. Sé que es difícil, que duele, pero tienes que aprender a pasar página, piensa que puede que él no fuera destinado para ti. Las cosas en la vida pasan por un motivo. Lo tuyo ha sido enamorarte para después ese alguien romper tu corazón para saber que el camino por la vida no es fácil. Posiblemente no sea el último en herirte, pero no tienes que darte por vencida, en algún lugar está también tu príncipe. No tienes que esperar a que él te encuentre, deberías empezar a buscarlo tú, probablemente se ha chocado contra un árbol mientras venía con su caballo blanco— ella dijo haciéndome sonreír ligeramente. —El dolor desaparecerá con el tiempo, no ahora, no mañana, pero desaparecerá y el vacío que sientes ahora en tu corazón se llenará gracias a alguien más—

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