Capítulo 55 "Nosotros o él"

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El taxi paró justo delante de mi casa. Le di las gracias al señor antes de pagar y bajé sin poder evitar mirar hacia la casa.

Parecía como si hubieran pasado años desde que no entraba allí, sin embargo no habían pasado más de tres días. Tres días en los que habían pasado muchas cosas. Abrí la boca, dejando entrar una cantidad de aire mucho mayor a la que de verdad necesitaba e hice mi camino hasta la puerta. La puerta se abrió antes de que yo pudiera tocarla siquiera. La mirada preocupada de mi madre me esperaba en la puerta y tragué saliva intentando eliminar el nudo que se acababa de formar en mi garganta. Quería simplemente correr hacia ella y abrazarla, pero, por alguna razón decidí no hacerlo.

Entré muy insegura, pero firme. Mis ojos se agrandaron al ver a mi padre sentado en uno de los sillones azules de mi sala de estar. Ryan estaba sentado en el sofá. Debía haber sabido que ninguno de los dos iba a dejar eso pasar. Por lo visto a ninguno de los dos les gustaba Liam. Ni siquiera pretendía que lo hicieran.

-Por fin llegas. Pensaba que te traería tu "novio"- él tuvo cuidado de hacer demasiado exageradamente las comillas en el aire. -Pero parece ser que te ha dejado venir en taxi-

Rodé los ojos. ¿Cómo se atrevía él aparecer después de un montón de años a juzgarme, a mí o a Liam. - ¿Qué es lo que quieres? Y que sepas que no voy a permitir que hables mal de él- dije, mentalmente, me di una palmadita en la espalda por mantenerme firme delante de él.

Miré a Ryan, él no mantuvo el contacto visual. Juntó sus manos delante de él y empezó a jugar con sus pulgares. Su cara seguía igual de desfigurada, solo que mucho mas limpia pero todavía parecía doloroso.

-Oh, mi pequeña Ally, mírate. ¿Te gusta lo que has llegado a ser?-

Me miró con disgusto levantándose del sillón. Parecía mucho más mayor de lo que yo recordaba. Miré hacia abajo para intentar frenar las lágrimas que amenazaban con salir. Había esperado durante dieciséis años amor de su parte, admiración por todo lo que hacía, pero eso nunca llegó. No había estado a mi lado en los momentos que necesitaba un padre, había tenido que pasar sola por todo. Solamente la presencia de la madre en la vida de un hijo no ofrece el equilibrio que se necesita, pero a él nunca le había importado eso.

-Cariño, solo queremos que estés bien- la voz de mi madre se escuchó y empecé a reír.

-Y según tú... ¿cómo estoy? ¿Estoy viviendo? Me has tenido encerrada en una jaula durante toda mi vida, pensando en que no me merecía tu amor. Me he quedado en la sombra, esperando por ti, para que me enseñes que en el fondo te importa. Tú no has vuelto nunca. Empecé a pensar que a lo mejor era yo la culpable de eso. Intenté cambiar todo en mí, pensando que a lo mejor me aceptarías así, tampoco pasó. Era una niña que necesitaba el amor de su padre. Desgraciadamente nunca tuve uno. Estoy así de mal por tu culpa, así que no te atrevas a echarle las culpas a Liam-

Ninguno de ellos dijo nada más. Miré a Ryan y no podía imaginarme que él también fuera parte de todo eso. Y de repente, las marcas que Liam había dejado sobre su cara no me hacían sentirme tan mal como debería.

-Has cambiado. ¿Cómo crees que puede estar eso bien?- miré incrédula hacia él. De repente sentí una necesidad horrible de lanzar algo en su dirección, pero me contuve y, en cambio, eché a reír como si me acabaran de contar un chiste.

-No puedes decir eso. Ni siquiera me conoces. Tenía ¿cuánto? ¿Tres años cuando me viste por última vez? Normalmente los niños no recuerdan cosas que pasan mientras ellos son así de pequeños. Bien, déjame decirte que los malos recuerdos no se olvidan. Dieciséis años y sigo recordando todos tus gritos-

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