Capítulo 8 "Nada está bien."

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ALLYSON

Nada más llegar a casa me fui directamente a mi cuarto.  No quería hablar con nadie. Quería poner orden en mis pensamientos pero minutos después oí la puerta de la entrada cerrarse de nuevo.

Tengo un muy mal presentimiento sobre todo esto y no sé a qué se dedica mi hermano, pero después de la conversación que tuvimos en el coche, puedo deducir que no es nada bueno.

Miré el reloj. Eran las tres de la tarde y mi hermano ya llevaba fuera unas dos horas. Lógicamente me empecé a preocupar pero me tranquilice enseguida cuando volví a oír la puerta abrirse.

Sabía que era mi hermano por la manera en la que hacia ruido al cerrar la puerta.

Por eso y porque sabía que los demás no llegarían a casa hasta las seis o siete.

Oí sus pasos por las escaleras y salí de mi habitación decidida a hablar con él a ver si logro entender todo esto de una buena vez.

"Daniel, ¿Dónde es...?" Me quedé a mitad de frase cuando le vi la cara. Estaba lleno de golpes.

"¿Qué te ha...?" Intenté decir pero me cortó la frase.

"Nada. Ve a tu cuarto y sigue haciendo lo que hasta ahora." Contestó frío,  como si no quisiera hablar conmigo.

"Pero..."

"Pero nada. Haz lo que te dije." Me dio un leve empujón en dirección a mi habitación y él siguió caminando por el pasillo hasta la suya y cerró la puerta de golpe.

Nunca antes había visto así a mi hermano y mucho menos nos habíamos hablado tan mal.

Sentía como que todo lo que pasaba entre nosotros era por mi culpa. Eso no podía seguir así.

Y pensar que todo había empezado hoy por la mañana. 

Pegué mi espalda a la puerta de mi habitación y fui bajando hasta acabar estando sentada en el suelo con las rodillas al pecho.

Quería ir allí y gritarle,  por portarse aso conmigo, por eso y por esconderme cosas. Pero sabía que si me levantaba ahora del sitio, iría allí y acabaría llorando por toda la ira que sentía en ese momento.

Pero al final mi fuerza de voluntad se fue a la mierda y acabé delante de su puerta dudando si entrar o no.

Pero finalmente decidí entrar.

Abrí la puerta despacio y lo busqué con la mirada por toda la habitación, hasta que mis ojos cayeron en su cama.

Allí estaba mi hermano, tumbado boca arriba en la cama, con la mirada perdida hacía el techo.

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