Capítulo 61: Compromiso.

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Compromiso.

Bella.

Después de aquel encuentro con Edward, exhaustos nos incorporamos pues no sabíamos cuánto faltaba para que Alice llegara, como pude me levanté del escritorio, mis piernas aún temblaban y me costaba estar de pie.

Sí que había sido increíble y mi cuerpo me lo confirmaba, aparte de que el más mínimo rastro de enojo se había esfumado por completo de mi ser, Edward soltó una carcajada al ver como mis piernas se aflojaban, me tuvo que ayudar a sostenerme y dejarme sobre la silla, Dios.

—Necesito dejar de temblar, Alice sospechará y que vergüenza— dije frustrada al ver que los temblores no se detenía, esto parecía causarle gracia a Edward pues para él era un punto a su favor.

Edward comenzó a trabajar mientras yo me tomaba un momento para recuperarme, me sorprendía como después de lo que acababa de pasar él se mantenía tan tranquilo y ni una gota de cansancio pasaba por su rostro.

Al final Alice no llegó, se disculpó con su hermano y volvimos a casa en donde Esme yacía cuidando de Marie y Anthony, cuando llegamos todo parecía estar tranquilo.

Edward y yo caminamos hacia la sala de estar en donde Esme se encontraba junto con nuestros hijos, ella le ayudaba a Anthony con lo que parecía ser sus deberes y Marie dormía en la mecedora para bebé, la cual se movía lentamente arrullándola, sonreí al verla tan pequeñita y tan tranquila durmiendo.

—Mami, papi— Anthony nos saludó agitando su mano mientras sonreía, saludo al cual correspondimos, Esme nos observó también sonriendo.

— ¿Salieron las cosas bien?— nos preguntó mirándonos expectante, Edward asintió acercándose a Marie para acariciar su mejilla lentamente.

—Sí, todo salió perfecto, ya cerramos el contrato— respondió él mirando a su madre, ella sonrió contenta el escuchar la respuesta, luego de ponernos al tanto del día con los niños se marchó, Edward se sentó junto a Anthony quien feliz le mostraba sus deberes terminados, sonreí antes de subir a la habitación pues ya quería quitarme los tacones y la incómoda falda que llevaba.

Cuando me descalcé y mis pies tocaron el frío piso, gemí del placer, tomando un momento para poder descansar y luego desvestirme, opté por ponerme ropa cómoda para estar en casa.

Escuché la puerta de la habitación ser abierta, salí del baño bostezando, Edward en brazos llevaba a la pequeña Marie quien ya estaba bien despierta, Anthony también corrió hasta la cama intentando subirse con dificultad pero al final lo logró. Me recosté al lado de mi hijo abrazándolo y besando sus cabellos, él soltó una pequeña risita acurrucándose entre mis brazos.

Edward también se acostó, aún con nuestra hija en sus brazos, cerré mis ojos recargando mi barbilla en el tope de la cabeza de Anthony, no sé en qué momento caí en el mundo del sueño, durmiendo tan profundamente, hasta que un agudo llanto a la lejanía comenzaba interponerse, desperté dándome cuenta de que se trataba de Marie.

La habitación estaba a oscuras salvo por la luz de la luna que se colaba entre las cortinas, me incorporé confundida, había dormido demasiado ni siquiera sabía qué hora era, pero parecía ser tarde. Anthony tampoco se encontraba en la cama, restregué las manos en mi rostro tratando de espabilarme. Edward estaba frente a la cama meciendo con insistencia a nuestra hija quien lloraba todavía, él ya llevaba puesta su pijama, miré el reloj que reposaba sobre la mesita de noche, diez de la noche, inspiré sorprendida, wow sí que estaba cansada.

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