Capítulo 8: Deseo.

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Deseo

Bella 

Llegué a la empresa, todos me decían lo bien que me había visto el día de ayer en la gala, les agradecí y subí al último piso.

Tenía que llamar a Chloe pues debía de regresar algunos accesorios y el vestido, pero Edward los había dejado en su casa, también tendríamos la junta con Aro Volturi.

Toqué la puerta de madera oscura.

—Adelante— escuché, abrí la puerta y me asomé, entré cerrándola detrás de mí y caminando hacia el escritorio de Edward.

—Señor Cullen, su padre me pidió que le dijera que a las seis y media es la junta con el señor Volturi.

—Gracias Isabella, le dire a Matt que pase por nosotros a las seis— asintió, me di la vuelta pero él me detuvo.

—Esperé— habló detrás de mí, confundida me di la vuelta.

— ¿Sí?— esperé a que respondiera, se puso de pie y caminó de un lado a otro, yo lo seguía con la mirada, aún confundida por su reacción.

— ¿James la ha estado molestando?— enarcó una de sus cejas, escondiendo las manos en los bolsillos de su pantalón.

Abrí mi boca y volví a cerrarla, ¿por qué me preguntaba algo así?.

—No, el señor Dunne es muy respetuoso, ¿sucede algo?— fruncí levemente mi ceño, él asintió y se sirvió un poco de licor.

—Nada, pero ayer vi que hablaban muy animadamente, sólo quiero decirle que eso no está permitido, va a trabajar señorita Swan, no ha hacer amigos— espetó, coloqué una mechón de cabello detrás de mi oreja.

—Lo lamentó, no estaba enterada de eso. Él se acercó y comenzó a charlar sobre la gala... no creí que eso.

—Pues ahora lo sabe, así que, evite charlar con los empresarios si no es necesario— se sentó de nuevo en su silla de cuero, asentí con mi cabeza, mordiendo mi labio inferior.

— ¿Es todo... señor?— cuestioné viéndolo fijamente, él le dio un sorbo a su trago y asintió sin mucha importancia.

—Sí, puede retirarse.

—Gracias— salí de su oficina algo confundida, debía de comenzar a cuidar algunos detalles, no quería tener algún tipo de problema, y ser despedida o bajada de puesto.

Dieron las seis, de camino a la oficina de Carlisle, nos mantuvimos callados, era un ambiente incómodo, a pesar de trabajar con Edward y ser su asistente personal, no estaba muy cómoda, aún no había esa confianza que se podía ver entre Jessica y Carlisle, Edward era muy distinto, muy diferente a mí, por lo que me habían dicho, era un persona fría, siempre estaba enfocado en el trabajo, era alguien calculador y hasta llegaban a decir que era un amargado. Esto se me estaba complicando un poco, y él... no era de mucha ayuda.

Lo analicé por unos minutos, parecía estar perdido en sus pensamientos, sus ojos siempre mostraban un toque de tristeza, se veían apagados, tan hermosos ojos que tenía y no mostraban felicidad, o un brillo peculiar, quería saber que le pasaba, que lo atormentaba, o que era lo que le preocupaba. Aveces, él estaba sentado en su silla, con la mirada perdida, lo había visto una que otra vez, pues entraba a su oficina y en ese estado lo encontraba, al mirarme actuaba como sí todo estuviera normal.

Sabía que todas las personas tenían problemas, pero él, él daba a entender que algo no andaba bien, aparté mi mirada y miré por la ventana, habíamos llegado.

Subimos hasta la sala de juntas, yacían Carlisle, Jessica y algunos empresarios más, sentados.

—Creí que ya estaba aquí— respondió Edward, cuando entramos, Carlisle negó desde su silla.

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