Capítulo 1: El principio.

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El principio

Retocaba mi maquillaje una y otra vez, no me gustaba para nada, quería que me viera, quería que supiera que existía.

Pasé una toallita húmeda por mi rostro por tercera vez, comencé de nuevo con mi maquillaje, al ver que se veía bien y llamaba un poco la atención, corrí hacia el armario y saqué un vestido largo de color negro.

Hoy sería una reunión importante en la casa de los Cullen, trabajaba como secretaria para Carlisle Cullen, el dueño de aquella gran empresa.

Claro que no era él por quien estaba interesada, Carlisle tenía un hermoso matrimonio con Esme, si no por su hijo menor Edward Cullen, lo había visto varias veces pasearse por la empresa de su padre pero él ni siquiera se percataba de mi existencia.

Hoy sería el día en el que me acercaría a él... esperaba que todo resultara bien.

.

Me abrieron las puertas de la mansión Cullen, dando vista a el gran salón donde había gente por todos lados con una copa en sus manos, miré hacia todos lados, no podía apreciar en donde se encontraba.

Llevaba trabajando con Carlisle un año, mis padres murieron. Me quedé completamente sola, así que fui a pedir trabajo ya que necesitaba mantenerme y pagar mis estudios, con la poca esperanza que me quedaba, terminé en la empresa Cullen, donde fui bien recibida... y realmente estaba agradecida con ese trabajo.

Me sentía un poco incómoda en ese lugar, ya que yo no era mucho de venir a estos eventos, ni siquiera sabía si yo estaba invitada.

Vi a muchos de mis compañeros de trabajo, varios empresarios con los que Carlisle había trabajado y tenía algunos contratos. Todos se veían realmente bien.

Miré a todos lados en busca de alguien conocido, pues no sabía que hacer. Mientras caminaba Carlisle se paró frente a mí con una sonrisa.

—Isabella, me alegra que hayas venido. Ven, te presentaré a mis nuevos socios— me guió hasta una mesa la cual estaba repleta de hombres en traje. Los saludé cortésmente, ellos comenzaron a hablar de trabajo, pero sinceramente yo no prestaba atención. Miraba a todos lados en busca de Edward pero no lo veía por ningún lado.

Al parecer hoy no sería mi noche. Ya no tenía muchas esperanzas pero aún seguía en busca de aquel apuesto hombre.

—Padre perdón por la demora, pero había demasiado trabajo en la empresa— su voz aterciopelada y formal, hizo que mirará rápidamente hacia mi lado derecho. Ahí estaba él, con un traje negro y su cabello bronce despeinado.

—No te preocupes hijo, quiero presentarte a Isabella Swan. Ella ha sido mi secretaria por un año— Carlisle sonrió, extendí mi mano hacia Edward la cual tomó.

—Mucho gusto— dije con una pequeña sonrisa, sus ojos verdes me miraban fijamente, su mirada era intimidatoria y demasiado sensual pero contuve con todas mis fuerzas que mis piernas no flaquearan.

—El gusto es mío, Isabella— respondió con una sonrisa de lado, Dios era demasiado sexy... mis hormonas se habían vuelto locas con solo esa sonrisa. Sin darme cuenta mordí mi labio inferior.

—Bien, tengo que ir a recibir a los empresarios. Los dejo— Carlisle se hizo a un lado y caminó hacia el recibidor, Edward aún no apartaba su mirada de mí. Parecía que estaba funcionando, lo miré también y sonreí.

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