Capítulo 35: Una familia.

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Una familia.

Bella.

Los meses pasaron con rapidez, Anthony crecía cada vez más, asegurándome de no despertarlo me senté junto a su cuerpo, acomodando la laptop en mis piernas.

Leía algunos correos y pasaba algunos datos, una llamada entrante en la pantalla aprecio, era Edward otra vez.

— ¿Qué haces despierta?— preguntó nada más al contestar, miré de nuevo a Anthony quien dormía justo al lado mío, él se creía un niño grande, cuando apenas tenía nueve meses.

—Estaba terminando de pasar algunos datos, ¿qué haces despierto tú?— susurré ya que no quería que se despertará.

—Bueno, aquí son las ocho de la mañana— especificó, asentí tontamente, olvidaba el cambio de horario, él yacía con su traje impecable y su cabello algo peinado, perfecto como siempre.

—Cierto, olvidaba el horario.

— ¿Cómo lo estas llevando? ¿Cómo está Anthony?.

—Bien, ahora es algo complicado... él ya quiere empezar a caminar, gatea sin parar— solté una pequeña risita, no podía creer lo rápido que el tiempo se pasaba.

—Ya quiero verlo— dijo con algo de nostalgia, mordí mi labio inferior acomodándome en la cama.

— ¿Qué tal va la empresa?— cambié de tema.

—Todo bien, hoy haremos una conferencia, están tratando de hacer un producto nuevo, veremos cuáles son las reacciones de las personas— asintió con su cabeza, me alegraba que comenzaran a tener otras ideas, las antiguas eran muy buenas no podía imaginarme las nuevas.

—Serán buenas, estoy segura de eso.

—Deberías de volver— entrecerró sus ojos, negué rápidamente.

—Nope, no lo haré— admití, frunció su ceño aclarando su garganta.

— ¿Por qué?.

—Edward, sólo imagínalo— abrí mis ojos como platos, sería como una película de terror.

— ¿Es por Anthony?— cuestionó, suspiré restregando una mano en mi rostro.

—No quiero que la gente se meta con él, o que comiencen a fotografiarlo, es muy pequeño para que pase por esas cosas, tú te meterás en problemas si lo ven, es idéntico a ti— no podía negarlo aunque quisiera, debía de ser precavida cuando saliera a la calle, era Edward versión niño, estaba casi segura que tenía aún la fotografía que había guardado el día en que Alfred me mostró el álbum de fotos.

¡Alfred, Dios lo extrañaba tanto!.

—Tienes razón, aunque muero por mostrárselo al mundo entero— confesó orgulloso, su ego.

—Creo que no podrás hacerlo durante mucho tiempo, sólo piensa en lo que la gente dirá— de algo estaba segura, la vida de mi pequeño no sería para nada común y eso no me gustaba en lo absoluto, yo quería que él viviera su infancia tranquila, sin tener a cientos de paparazzis y periodistas detrás de nosotros.

Hablamos de otras cosas, eran las dos de la madrugada aquí y mañana debía de entregar varios documentos a Victoria.

Nos despedimos después, cerré la laptop dejándola sobre la mesita de noche, apagué la lámpara recostándome justo al lado de mi pequeño, quien seguía completamente dormido, siempre trataba de darle un vistazo para ver si respiraba o estaba bien acomodado, debía de mover la cama pegándola a la pared o traer su cuna a la habitación, porque él se rehusaba a alejarse de mí.

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