Capítulo 69: Cambios.

171 9 10
                                    

Cambios.

Dos años después...

Tantos cambios habían ocurrido en estos dos años, cambios en nuestra familia, en nuestra rutina, cambios que se aproximaban y nos encontrábamos emocionados y ansiosos a la vez.

Intentábamos adaptarnos a esta nueva manera de vivir, la vida era eso, cambios constantes y más cuando tenías hijos. Anthony había empezado el colegio, mi hijo ahora era mucho más maduro e independiente, él estaba creciendo con una rapidez que a Edward y a mí nos provocaba un vuelco enorme en el corazón.

Su forma de hablar, de expresarse, su forma de ser, había cambiado. Anthony ya era un niño grande, y con sus siete años se mostraba centrado en sus estudios y en lo que quería ser en un futuro. Ahora pasaba horas hablando con Edward acerca de su trabajo, llenándolo de preguntas sobre la empresa, lo que debía de saber para ser como su padre, como eran los contratos, cuanto tomaba planear un nuevo producto, y mi esposo se sentía orgulloso de que su hijo mostrara tal curiosidad en su ámbito laboral.

A pesar de eso, nosotros siempre le recordábamos que aún era muy pequeño para preocuparse por el futuro, pero él nos respondía que eso no importaba, pues quería tener muy en claro que quería ser cuando fuera mayor, así que al final le dejábamos hacer lo que nuestro hijo creía necesario.

Nos sentíamos sumamente orgullosos de él y verdaderamente me sorprendía la madurez que desde tan temprana edad, Anthony había demostrado. Esme y Carlisle me confirmaron que Edward también desde muy pequeño siempre se mostró maduro y pensando en un futuro, pues quería ser igual de admirable que su padre, algo que había logrado.

Por otro lado, nuestra hija más pequeña apenas comenzaría el preescolar, algo que también a mi esposo y a mí nos hacía sentir tan nostálgicos y que el corazón se nos hiciera pequeño al darnos cuenta de lo rápido que estaba creciendo.

Marie ya hablaba con más fluidez y seguía siendo igual de inquieta que siempre, aquello no había cambiado ni un poco.

Estábamos ansiosos y nerviosos por la reacción que ella tendría al ingresar al preescolar, situación la cual aveces no me dejaba dormir por las noches, a pesar de que ya había pasado por esa situación y Anthony hubiera reaccionado de la mejor manera, no podía estar tan segura si mi pequeña hija reaccionaría igual de bien.

Ella por el momento se mantenía tranquila, y no hacía preguntas acerca de su preescolar, parecía inmutable ante la situación, algo que no sabía si tomar para bien o para mal.

Suspiré fuertemente al darme cuenta de que otra vez estaba vagando entre mis pensamientos, volví al presente al escuchar las pisadas de Edward quien era seguido por Marie.

La más pequeña me sonrió corriendo hasta mis brazos, la atrapé entre ellos abrazándola con delicadeza y sentándola en mi regazo.

Sus ojitos miel me miraron llenos de amor, provocando que le sonriera dulcemente y acomodara un mechón de su cabello castaño detrás de la oreja. Aún no podía creer que mi pequeña torbellino ya empezaría el preescolar; la apretujé con cuidado, recargando la barbilla en el tope de su cabeza.

— ¿Te encuentras bien, amor? Te noto algo pensativa— inquirió mi esposo que estaba de pie frente a nosotras, su entrecejo estaba fruncido y tenía las manos ocultas en los bolsillos de su pantalón. ¿Acaso mi semblante era muy notorio? Estos últimos días en lo único que había estado pensando era en que nuestros hijos estaban creciendo tan rápido.

Yours Donde viven las historias. Descúbrelo ahora