¿Estabas siguiéndome?
El fin de semana había llegado, preparándonos para salir a un pub que estaba en el centro de la ciudad, Ángela y Leah, se retocaban el maquillaje frente al espejo, mientras yo terminaba de aplicarme lápiz labial rojo.
La semana en el trabajo había sido demasiado larga y agotadora, tuvimos entrevistas, contratos, nuevos empleados, algunos cambios, entre otras cosas.
Pero hoy era el día en que debía de pensar en mí y olvidarme de todo, me di la vuelta observando a las chicas que aún se aplicaban un poco de máscara para pestañas y rubor en las mejillas.
—Espero poder encontrar chicos guapos, tengo ganas de hacer algo distinto— acomodó su cabello Leah, reí al escuchar su declaración, Ángela le dió un codazo causando que ella riera.
—Y yo espero poder encontrar a Eric, ese chico se robó mi corazón— susurró Ángela con un pequeño suspiro, sonreí al ver a mi amiga enamorada, ella había presenciado el amor a primera vista.
—Bien, hay que irnos— respondí tomando mi bolso y acomodando mi vestido negro, ellas asintieron.
Salimos de mi departamento para subir al auto de Leah, ella era la única que tenía auto propio pues Ángela aún estudiaba y yo tenía varias deudas que estaba por terminar.
El lugar estaba adornado con algunas luces de colores, la música se escuchaba tan fuerte que los cristales del auto retumbaban ante el sonido. Gente salía y entraba sin parar, obviamente, era fin de semana y los habitantes de Nueva York se disponían a disfrutar de la noche. Salimos del auto caminando hacia la entrada, el guardia del pub nos detuvo.
—Necesito ver sus identificaciones, señoritas— mantuvo su porte serio y los brazos cruzados, Leah sacó de su bolso su identificación para después acercarse a él de una manera provocativa, Ángela y yo estábamos detrás de ella aguantando la risa.
—Somos legales— le mostró la identificación, él la miró de una forma un poco extraña que me fue difícil el descifrarla, sin embargo nos dejó pasar, abriéndonos la puerta del lugar mientras reíamos, Leah era toda una coqueta. El lugar estaba repleto de gente, bailaban, bebían, o algunos simplemente conversaban en sus mesas, rápidamente nos acercamos a la barra para pedir algunas bebidas.
—Está noche la tenemos que pasar de lo mejor— habló por lo alto Leah, asentimos y levantamos nuestras copas. Comenzamos a bailar, la música hacía que mi cuerpo se dejara llevar, haciéndome sentir bien, el estrés había desaparecido al igual que el trabajo, sólo disfrutaba del alcohol y el ambiente.
Cuando estaba agotada me fui a sentar en una de las mesas que estaban alrededor de la pista, las chicas aún seguían bailando, Ángela había encontrado a Eric, mientras Leah bailaba con un chico alto y fornido.
Algunos chicos se me acercaban para invitarme un trago o para bailar con ellos pero los alejaba y me excusaba, no quería nada de ellos y no estaba interesada en nada que me pudieran ofrecer. Estaba aburrida así que hice un ademán con la mano avisándoles a mis amigas que me iría a casa, ellas me vieron y se despidieron de la misma forma, no quería interrumpirlas parecían divertidas.
Tres de la madrugada, parecía una loca, moría de frío y ningún taxi pasaba, maldición debía de caminar hasta casa, al menos debí de haber traído unas deportivas. Comencé a maldecir mientras andaba por las solitarias calles de Nueva York, me abracé a mí misma por el frío que hacía.
Algunas cuadras más adelante, vi que un Volvo plateado comenzaba a seguirme, sus farolas blancas aturdían mi vista, sin pensarlo dos veces apresuré mis pasos.
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Yours
FanfictionLo que había hecho estaba mal, pero ya no tenía vuelta atrás, Edward Cullen me atraía... y lo que había pasado entre nosotros provocó que todo esto fuera más allá... sin haberlo planeado o tan siquiera esperado, todo había cambiado.