¿Ellos me quieren ahí?.
Bella.
Sentí demasiado dolor de cabeza provocando que despertara quejándome de la luz y del dolor insoportable. Llevé las manos a mis sienes masajeando un poco.
—Toma esto— Edward me extendió un bote de pastillas para dolor de cabeza y un poco de agua, me incorporé en la cama tomando una pastilla poniéndola en mi lengua para después tomar agua y pasarla.
Esperaba que eso me ayudara a bajar la resaca, cerré mis ojos apretándolos, no debí de haber bebido tanto.
—Debemos de ir al hospital, te harán un chequeo— se sentó en la orilla de la cama tomando el vaso con agua y dejándolo en la mesita de noche, fruncí mi ceño levemente. ¿Por qué debíamos ir al hospital? Estaba bien, sólo era la maldita resaca que no me dejaba tranquila.
—No necesito un chequeo, estoy bien, sólo es resaca— apreté mis sienes con la yema de mis dedos, Edward negó levantándose de la cama.
—Claro que sí, aparte, ya hice la cita, así que no puedo cancelar, vístete— salió de la habitación dando por terminada la conversación, puse mis ojos en blanco, ¡estaba viva! Eso era lo que importaba, ¿no?.
Con pereza me levanté de la cama, buscando ropa cómoda en el armario, no pensaba vestirme con glamour ni nada por el estilo, tomé un pants gris algo holgado, en la parte de arriba opté por una blusa blanca de manga larga, no estaba pensando en cómo iba vestida simplemente quería volver a dormir, tomé mis converse y salí de la habitación bajando las escaleras, Edward estaba de pie con su teléfono en mano, di un bostezo desacomodando mi cabello un poco.
Los ojos de Edward mi miraron de arriba hacia abajo, lo miré con cara de pocos amigos.
—Es mejor que no hagas ningún comentario acerca de mi vestimenta, que no estoy de humor y menos contigo— musité caminando hacia la puerta, aún seguía molesta con él por desaparecerse, creía que se me había olvidado pero no era así.
Salimos del penthouse, bajando el ascensor nos mantuvimos callados, la cabeza me dolía demasiado, todo retumbaba y me dolía un poco el cuello.
En recepción nos recibieron con un común "buenos días" el cual nosotros devolvimos.
Edward volvía a traer el Porsche, me era extraño no ver a John y a Matt por aquí, pero no le resté importancia, abriéndome la puerta, subí, después el dio la vuelta subiéndose también. Cerré mis ojos mientras el auto estaba en movimiento, comenzaba a marearme un poco, no volvería a beber en mi vida.
Abrí mis ojos con lentitud, enfocando mis ojos en Edward, quien mantenía su vista fija enfrente.
— ¿No me explicarás por qué no me hablaste en cinco días?— rompí el silencio que se había formado entre los dos, se detuvo pues el semáforo se había puesto en rojo, giró su rostro viéndome.
—Estaba trabajando, traté de verte pero me fue casi imposible salir de la empresa— continuó conduciendo, me crucé de brazos.
Era lo mismo que me había dicho Alfred por teléfono, suspiré no muy convencida viendo por la ventana, no quería causar una discusión ya que no tenía el ánimo de hacerlo, sentía que mi cabeza explotaría.
Llegamos al hospital, todo parecía demasiado seguro, caminamos hacia recepción, Edward se acercó al escritorio, la chica detrás de éste rápidamente le hizo señas para que pasara, me apuntó con su cabeza hacia el estrecho y largo pasillo, comenzamos a caminar.
Aún no estaba muy convencida de haber venido, solamente había bebido de más... no iba a morirme por eso... oh bueno, no esta vez.
Tocó la puerta Edward, una voz grave se escuchó del otro lado permitiéndonos entrar, lo cual hicimos de inmediato.
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Yours
FanficLo que había hecho estaba mal, pero ya no tenía vuelta atrás, Edward Cullen me atraía... y lo que había pasado entre nosotros provocó que todo esto fuera más allá... sin haberlo planeado o tan siquiera esperado, todo había cambiado.