Capítulo 14: Te echaba de menos.

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Te echaba de menos

Bella.

Había pasado un mes, el trabajo en la empresa seguía a pesar de que Edward no se encontraba en la cuidad, ya tenía una semana fuera.

Él me dejó a cargo de la empresa, cosa que no era fácil de llevar, todos se acercaban a mí, con dudas, preguntas y demás.

Se sentía extraño sin él, en cierta parte me había acostumbrado a su presencia en todo momento, Edward me insistió mucho en que fuera con él, pero el trabajo era demasiado y no podíamos dejar así la empresa, aparté, era trabajo que yo necesitaba hacer.

La sesión de fotos de Dior también se aproximaba, debía de revisar que atuendos le pondrían, en donde sería la sesión, cuando sería la entrevista, eran algunas cosas las que tenía que investigar.

Cuando terminé de hacer todo lo pendiente, salí de la empresa algo tarde, estaba agotada, había sido un día largo. Llegué a mi casa, lo primero que hice fue quitarme los tacones que me mataban, los dejé en la entrada de la puerta, después me dirigí a la cocina, moría de hambre.

Me preparé un sándwich, me senté en el sofá encendiendo la televisión, mientras veía mi programa favorito mi teléfono comenzó a sonar.

En la pantalla decía el nombre de Edward, sin apartar la mirada de la televisión respondí.

¿Estás bien?— preguntó sin más, fruncí mi ceño bajándole el volumen a la televisión.

—Sí, ¿por qué? ¿Ocurre algo?— comenzaba a preocuparme, era algo extraño que él me preguntara eso.

Todo está bien, sólo quería saber— musitó tranquilo, mi cuerpo se relajó, me recosté en el sofá.

—Estoy bien, ¿tú? ¿Qué tal la construcción?volví mi vista a la televisión.

—La construcción va bien, tardará un poco pero quedará— respondió.

— ¿Edward, qué haces despierto tan tarde? Son las cuatro de la mañana en Italia— me percaté de la hora, pues en Nueva York eran las diez de la noche.

—No he podido dormir, he estado preocupado— dijo, volví a fruncir mi ceño y apagué la televisión, incorporándome en el sofá.

— ¿Preocupado, por qué?— le pregunté, comenzaba a preocuparme de nuevo.

—Por ti, quería saber si te encontrabas bien.

—Tranquilo, estoy bien, sólo algo cansada, demasiado trabajo... ya sabes— restregué una mano en mi rostro.

—Lo sé, perdón por llamarte a estas horas— se disculpó, rápidamente negué.

—No, está bien, terminé de cenar y estaba viendo la televisión.

—Te echo de menos— confesó, su voz sonó algo forzada como si le costara decirlo pero aún así sonreí un poco, algo confundida.

—Yo también— continué sonriendo aunque él no me pudiera ver, su confesión me había hecho sentir bien, era una sensación bonita.

—Trataré de llegar lo más pronto posible, no puedo estar tanto tiempo alejado de ti.

—No te presiones, es necesario que estés allá, debes de estar enfocado en la empresa, yo estoy bien— me levanté, dejando el plato en el fregadero.

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