Capítulo 48: Todo estará bien.

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"Todo estará bien"

Edward.

Estaba trabajando desde casa por algunos días, aún estaba algo desconfiado y no quería alejarme de Bella y de mi hijo.

Ellos seguían dormidos, así que comencé a responder algunos correos. El día apenas empezaba y yo ya estaba estresado, mi teléfono comenzó a sonar con insistencia, todas eran llamadas de trabajo, así que me dispuse a contestar dudas sin dejar de responder los emails.

Unas horas más tarde, escuché pasos acercándose, sentí los delgados dedos de Bella acariciar mi espalda.

— ¿Tienes mucho trabajo?— preguntó con voz adormilada, asentí girándome a verla, su cabello estaba despeinado y sus ojos apenas se estaban acostumbrado a la luz.

—Sí, demasiado. ¿Que haces despierta tan temprano, amor?— la atraje hacia mí, se sentó en mi regazo mientras tallaba sus ojos.

—No estabas, aparte... estoy algo mareada— frotó su frente, acaricié un poco su cabello provocando que pequeñas plumas salieran de el, sonreí.

—Necesitas comer, aún no estás completamente recuperada— besé su mejilla, ella asintió levantándose de mi regazo y caminando hacia la cocina.

— ¿Ya comiste algo? Muero de hambre— oí cómo abría las puertas del refrigerador, negué mientras presionaba las teclas de la laptop.

—No, no he podido separarme de aquí— confesé, no respondió, simplemente oía cómo sacaba las cosas para preparar el desayuno.

Continué con el trabajo, miles y miles de correos aparecían, colaboraciones, críticas, entrevistas, nuevos proyectos, de todo un poco. Desde la cocina podía percibir el olor de los huevos y el tocino, lo cual provocó que mi apetito se abriera, mi estómago comenzó a rugir con insistencia, Bella apareció segundos después, me entregó un plato, luego se sentó frente a mí y sin decir nada comenzó a comer, parecía que tenía hambre.

Charlamos sobre el trabajo, a donde nos iríamos a vivir, el preescolar de Anthony.

—Sabes que quiero seguir trabajando— confesó mientras le daba un mordida al tocino.

—Y tú sabes que no es necesario que trabajes— la verdad era que no me gustaba que Bella trabajara, como había dicho, no era necesario, pero su cabecita necia no entendía.

—Sí, lo sé, pero no quiero depender de ti y de la empresa, no estoy acostumbrada a vivir de esa forma— se encogió de hombros, le di un sorbo al jugo de naranja antes de responder.

—Y aunque así fuera, yo no tendría problema alguno, me gustaría que estuvieras aquí, sin tener que arriesgarte a que los paparazzis te vean por la calle y comiencen a seguirte a todos lados. Puedes volver a la empresa, no exactamente como mi asistente, Alice ya se hará cargo de ese puesto, pero podrías ayudarme a responder los correos y llamadas cuando Alice no pueda, acompañarme a las juntas— le ofrecí pero su rostro no mostró algo muy positivo, era tan terca, ya la conocía, ni siquiera sabía porque seguía insistiéndole.

—No sé, no creo que sea muy bueno volver a la empresa, los medios estarán más sobre de nosotros... sería mucho peor— comenzó a comer nuevamente.

—Pero estarías más segura ahí, Bella ya conoces los medios que usamos, tú eres la necia que no quiere estar ahí— me levanté de la mesa para lavar el plato y vaso que había ocupado.

—Tendría que pensarlo un poco más, tiene sus ventajas y desventajas, no sé— dió por terminada la conversación, sequé mis manos cuando terminé de lavar mi plato, Bella se levantó y se sirvió un poco más de huevo y tocino. Lo miré asombrado.

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