Yours

Capítulo 39: ¿Batman?

¿Batman?

Bella.

Pasaron algunos meses, Anthony había entrado a preescolar y él estaba encantado, fácilmente hizo amigos, parecía que mi hijo era muy social, algo que por supuesto no había sacado de mí.

Entré a la pequeña empresa, escuché algunos murmullos pero pasé de largo, ¿qué estaba pasando? Confundida toqué la puerta de la oficina de Victoria, escuché su voz del otro lado.

Me adentré sentándome frente a ella, tendríamos que revisar algunos cambios que se harían en el libro.

—Me alegro que hayas venido— me sonrió, sonreí también asintiendo, comenzamos a charlar acerca del libro, todo parecía tranquilo, pero no entendía porque los demás comenzaban a mirarme de una manera muy extraña, me sentía incómoda.

—Ahm... Victoria, ¿por qué todos me miran como si fuera un bicho y susurran a mis espaldas?— pregunté apartando la mirada de la hoja en donde venían algunos cambios en el libro, ella frunció su ceño.

—No sabia que estaban actuando de esa forma, pero cuando llegué escuché que murmullaban sobre la gala a la que fueron los Cullen, ¿tienes algo que ver con ellos?— cruzó sus brazos, mierda, mierda, mierda, tragué saliva, ¡¿cómo pude haberme olvidado de eso?! Sí que tenía la cabeza en otro lado, me había dejado llevar por la situación, importándome muy poco lo que podrían llegar a decir las personas aquí.

—Oh... no, simplemente me pidieron que los acompañara porque la asistente de Carlisle no se pudo presentar, así que los acompañé, ella estuvo de acuerdo así que.. fui suplente por ese día— me encogí de hombros tratando de concentrarme en otra cosa, pero Victoria pareció creerme así que todo fue más fácil.

—Entonces tendré que parar a los demás, no pueden estar murmurando por los pasillos, eso no es para nada bueno— se levantó de la silla, mordí mi labio inferior, estaba de acuerdo, no quería sentirme incómoda en mi propio trabajo.

Restregué las manos en mi rostro, como había olvidado ese pequeño detalle, esperaba que después de que Victoria hablara con ellos se detuvieran y me dejaran tranquila, no quería tener más problemas.

Las aguas se calmaron un poco, pero aún las miradas estaban presentes, suspiré cuando salí de la oficina.

Entré al auto, tenía que pasar por Anthony al preescolar y después regresar a casa a preparar la comida, esto cada vez se complicaba un poco más, ser madre y trabajar no era muy fácil, pero no quería depender de Edward, aunque fuera un empresario reconocido y millonario, no quería depender de él, no estaba acostumbrada a esa vida, y sabía que no me sentiría bien haciéndolo.

El tráfico era espantoso, odiaba Nueva York y sus traficaras calles, había comprado un auto pues ahora era necesario, Edward había insistió en él comprarlo pero claramente me negué, por eso estaba trabajando, ¿no es así?.

Después de salir del tráfico, llegué al preescolar, bajé ingresando a éste, algunas madres ya estaban con sus hijos, me acerqué a la puerta asomándome. Anthony se levantó de la silla color amarilla y corrió a por su pequeña mochila de Batman.

— ¡Mami!— corrió hacia mí, rodeándome con sus pequeños bracitos, sonreí acomodando su despeinado cabello.

— ¿Qué tal tu día, pequeño?— pregunté manteniendo aún la sonrisa, parecía demasiado feliz, y yo estaba encantada. La noche anterior no había podido pegar un ojo, estaba aterrada a la idea de que mi hijo cada día crecía más.