Capítulo 46: Volver a empezar.

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Volver a empezar

Bella.

Las semanas pasaron, hoy saldría del hospital, estaba feliz porque por fin iría a a casa.

Alice entró a la habitación, sonriéndome. Edward estaba poniendo mi ropa en las maletas, y acomodando un poco.

—Necesito ir al baño...— susurré con vergüenza, los dos voltearon a verme rápidamente, parecía que estaban decidiendo quién me llevaría.

— ¡Sólo haré pipí!— me quejé, sus rostros se relajaron y Alice caminó hacia mí sosteniéndome la mano, con pasos lentos llegué al baño.

—Te esperaré aquí, pero dejaré entreabierta la puerta por si me necesitas— dijo ella, asentí entrando al baño, después de terminar, me lavé las manos y empujé un poco la puerta.

Alice me volvió a ayudar, me senté en la camilla, viendo cómo Edward seguía guardando las cosas.

— ¿A qué hora la darán de alta?— preguntó acercándose a él.

—En una hora, se supone— musitó cerrando la pequeña maleta, ella se giró a verme con una enorme sonrisa.

— ¿Qué se siente que al fin saldrás del hospital?— se dirigió a mí, sonreí un poco encogiéndome de hombros.

—Genial, ya quiero ir a casa— hice un pequeño puchero, ella asintió aún con la sonrisa en su rostro.

—Aún así, tendrás que seguir tomando el medicamento— saltó rápidamente Edward, asentí suspirando. Tenía que hacerlo, la anemia estaba siendo tratada y prefería tomar reposo en casa.

La hora del alta había llegado, aún me sentía algo débil y me costaba caminar pero poco a poco me levanté de la camilla. Me sostuve del brazo de Edward mientras caminábamos al ascensor.

Después de un rato, habíamos llegado a casa, escuché como pasos se aproximaban con rapidez hacia nosotros. Mi hijo corrió hacia mí con sus bracitos bien abiertos, le sonreí extendiendo también mis brazos.

— ¡Mami, al fin estás en casa!— exclamó con emoción, abrazándose a mis piernas, acaricié su cabello despeinado.

—Al fin estoy en casa, te extrañé mucho— musité tomando sus mejillas entre mis manos, sonrió ampliamente.

—Yo también te extrañé mami— volvió a aferrarse a mis piernas, mi corazón se derritió al escuchar sus palabras.

Más pasos se acercaban.

—Oh cariño, ¿cómo estás?— Esme rápidamente se acercó a mí, tomando mis manos entre las suyas, miré a Edward rápidamente, esto era algo extraño.

Esme nunca se había comportado de esa manera conmigo, tampoco tenía idea de que ellos estaban aquí.

—Bien, me siento mejor... gracias— aclaré mi garganta para después sonreír, Edward dejó el bolso en el piso.

—No sabía que habían llegado— admitió él, con su ceño un poco fruncido.

—Lamentamos no haberles avisado, pero estábamos algo preocupados, Alice nos mantuvo al tanto de la situación— apareció Carlisle con una sonrisa en su rostro, me era demasiado extraño sus actitudes conmigo.

—Les agradezco que se hayan preocupado, y a la vez lamento tanto que hayan tenido que venir hasta acá sólo por mí— respondí con vergüenza, ellos rápidamente negaron.

—No es nada, queríamos asegurarnos que todo estuviera bien— volvió a hablar Carlisle, sonreí mirando a mi hijo quien se mantenía a mi lado.

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