Inesperada sorpresa.
Después de pasar casi toda la noche en vela, pude conciliar el sueño, me sentía terriblemente cansada y un poco enferma.
No sabía que me había sentado tan mal en la cena, pero mi estómago a pesar de estar vacío, me pedía devolver lo que fuera que quedara aún ahí dentro. Desperté cuando los rayos del sol comenzaron a molestarme, miré a mi lado derecho, Edward ya no estaba en la cama y el sol estaba en su punto máximo.
Me giré viendo el reloj que reposaba en la mesita de noche, nueve cuarenta y cinco, rápidamente me levanté, me había quedado dormida.
—Anthony, cariño me quede dormida— entré a la habitación de mi hijo pero él no estaba ahí, fruncí mi ceño.
Volví a nuestra habitación, tomé mi teléfono y llamé a Edward.
—Bella, ¿te encuentras bien?— preguntó nada más contestar, bostecé sentándome en la cama.
—Sí, sólo que se me hizo tarde, no sé qué me pasó— admití confundida.
—Lo sé, amor, te dejé dormir parecías tan cansada, llevé a Anthony al preescolar, trata de descansar— me pidió con voz dulce, sonreí un poco, siempre tan lindo.
—Bien, me sobresalté al no verlo en su habitación, entonces, los espero aquí— me levanté de la cama adentrándome al baño.
—De acuerdo, por favor... cualquier cosa solo llámame, ¿okay?.
—Lo haré, tranquilo— rodé mis ojos con una sonrisa divertida.
—Bien, te amo— dijo como despedida.
—Yo también te amo— colgamos la llamada.
Me di una ducha rápida, ya que moría de hambre, cuando terminé bajé las escaleras dirigiéndome a la cocina.
Me preparé algo sencillo, unos panes tostados con algo de fruta y jugo de naranja, no quería comer algo tan pesado ya que la anoche anterior me había dejado muy pocas ganas.
Le di pequeños bocados al pan, esperando a que me sentara bien, cosa la cual parecía que estaba funcionando, así que pude comer con algo más de confianza. Mi estómago parecía mejor y el jugo de naranja ayudó.
Lo que restaba del día me dispuse a limpiar un poco, la verdad es que no había nada fuera de lugar. Edward insistía en que Sue y Alfred vinieran aquí con nosotros, pero yo le pedí que les diera vacaciones, merecían esas vacaciones aunque no estuvieran de acuerdo.
Cambié algunas cosas de lugar, tratando de remodelar un poco, lo cual me mantuvo distraída. Cuando me cercioré de que todo estaba como quería, me tumbé en el sofá. Yo no me podía estar quieta, necesitaba mantener mi mente ocupada, pues si no era así, mi cabeza estaba todo el día trabajando y eso no era para nada bueno.
Luego de unas horas, llegaron Edward y Anthony, mi hijo corrió hasta mí para darme un abrazo, el cual gustosa yo acepté.
— ¿Qué tal tu día, mi amor?— le pregunté acomodando su cabello algo despeinado.
—Bien mami, hoy vimos películas— dijo feliz, sonreí besando su mejilla.
—Wow, veo que sí fue un gran día— admití, asintió con su cabecita varias veces antes de correr hacia sus juguetes.
— ¿Cómo te sientes?— Edward besó mi frente, cerré mis ojos acomodando un mechón de mi cabello detrás de la oreja.
—Ya mucho mejor, el desayuno me ha sentado bien— musité, sonrió sentándose a mi lado.
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Yours
FanficLo que había hecho estaba mal, pero ya no tenía vuelta atrás, Edward Cullen me atraía... y lo que había pasado entre nosotros provocó que todo esto fuera más allá... sin haberlo planeado o tan siquiera esperado, todo había cambiado.