Capítulo 16: Rumores.

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Rumores

Edward.

Los rayos del sol entraron por la cortina de tela blanca, Bella estaba dormida boca abajo, su espalda estaba desnuda, su cabello la cubría un poco, con la yema de mis dedos recorrí su espalda de abajo hacia arriba, ella se movió un poco pero no despertó.

Me acerqué a ella, levantándome de la cama, su rostro estaba tranquilo, parecía estar teniendo un buen sueño, destapé su cuerpo, llevaba puestas unas bragas de encaje negro, acaricié su trasero, ella volvió a moverse.

Acerqué mis labios, besando su espalda y aspirando el aroma de su cabello, su piel era tan suave, unas muy apenas visibles pecas decoraban sus hombros, recorrí cada una de ellas con mis dedos, suspiró, sonreí, tenía el sueño tan pesado que no se despertaba por nada.

Bajé sus bragas, ella se movió un poco así que pude quitárselas con facilidad, acaricié su centro con lentitud, Bella seguía dormida, mi miembro comenzaba a crecer, toda ella me volvía loco.

Hice a un lado mi pantalón de pijama, sacando mi miembro y comencé a restregar la punta en ella, cerré mis ojos al sentirla, amaba esa sensación, acaricié su trasero sin dejar de restregarme, Bella se movió un poco más dándome más accesibilidad, mi polla entró en ella. Comencé con movimientos lentos, disfrutando.

—Hmm...— escuché que gemía un poco, sonreí moviéndome un poco más rápido.

Aparté el cabello que cubría su rostro, quería ver cada una de sus expresiones, eso me excitaba aún más.

Continué moviéndome con rapidez, de pronto ella levantó sus caderas, poniéndose en cuatro.

— ¡Ahhh!— gimió sosteniendo con fuerza la almohada, tomé su cintura y continué embistiéndola una, otra y otra vez.

El sonido de nuestra piel chocar, los dulces gemidos de Bella y la lujuria, hacían que quisiera más.

Le di una nalgada.

— ¡Oh joder! ¡Sí, sí!— respondió entre gemidos, su centro se humedeció aún más, entré aún más profundo en ella, volví a nalguearla.

— ¿Te gusta que te nalguee?— musité entre jadeos, ella mordió su labio inferior.

—Sí, me encanta— respondió cerrando sus ojos, sonreí con orgullo, volví a darle otra nalgada, haciendo que su trasero se pusiera rojo.

—H-h-harás q-que m-me corra— se le dificultaba hablar, mis movimientos se volvieron fuertes, sobé su trasero y volví a darle otra nalgada, ella dio un pequeño brinco.

—Sabes que amo cuando te corres— tomé su cuello juntándola más a mí, besé su mejilla.

Los gemidos de Bella aumentaban, sus paredes se contrajeron provocando una sensación increíble, continué moviéndome un poco más rápido, estaba apunto de venirme.

— ¡Sí, sí, sí! ¡Oh, Edward!— gimió fuertemente tomando mi muñeca, la pegué a mi pecho, cerré mis ojos y los apreté.

— ¡Joder, joder!— gemí corriéndome dentro de ella, continué moviéndome lentamente, después ella también llegó a su orgasmo.

Besé su espalda saliendo de ella, se giró para verme, sus mejillas estaban de un color rojo, sonreí tomando su barbilla y besándola con fuerza.

—Que buena forma de despertarme por la mañana— declaró rodeando mi cuello con sus brazos, acomodé su cabello detrás de su oreja.

—Creí que nunca reaccionarías— mordí su labio inferior, ella sonrió un poco y se dejó caer en la cama.

—Bien, pues sí lo hice— musitó mirándome desde la cama, me quede de pie frente a ésta, mirándola fijamente, era tan perfecta esa mujer.

Yours Donde viven las historias. Descúbrelo ahora