¡MARCAS DEL DESTINO! [Omegaverse]

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Un escalofrío recorrió su cuerpo, una vez que estacionó el auto frente a su casa. Y descansó su frente en el volante, sintiéndose cansando de esta vida miserable que lleva, no tenía ánimos para enfrentarse a su madre y esposo debido a que se ausentó en casi durante todo el día. Tampoco quería escuchar los reproches y reclamos de YunHo que seguramente le esperaban, no estaba de humor para empezar un nuevo pleito con él. Ya tenía suficiente con lo de esta tarde.

Sin embargo los tendría, quiera ó no, tenía que enfrentarse a su madre y esposo, porque si bajaba de ese auto lo más probable es que allá adentro le esperen las lenguas largas de dos serpientes venenosas. Sólo le queda confiar en que su padre esté ausente, sino YunHo y su madre barreran el piso con él.

«Tengo miedo» Sollozo el lobo de Young Saeng, haciéndose una pequeña bolita dentro del pecho de este por la pronta tormenta que está a punto de avecinarse.

Su lobo tiene razón, el también tiene miedo. Su cuerpo tirita sin que se lo proponga, sus manos tiemblan y están frías, su respiración es irregular debido a que su corazón late más rápido que lo normal, hasta parece sufrir de taquicardia en estos momentos.

Respira profundamente una y otra vez para espantar a esas emociones que lo delatan de lo cuán asustado está. Hasta su aroma está teñido de esas mismas emociones.

Con sus emociones al límite rebosando su interior y sintiendo que su corazón está latiendo más acelerado que antes, decidió de una vez bajarse del auto; si antes ya se enfrentó a esas dos fieras y aunque termine siempre perdiendo, es lo que le toca vivir.

Guardó la llave del auto en el bolsillo de su pantalón, y se encaminó hacia la puerta de su casa. Sintiendo a cada paso que daba las embrevecidas llamas del infierno estampar con fuerza en su frágil y delicado cuerpo.

Tocó el timbre, e inmediatamente una de las empleadas le abrió la puerta, y esta le miró con…compasión y pena. Al omega de mechones oscuros no le quedó de otra que agachar la cabeza, ya que sabía lo que significaba ese gesto que le dio la mujer.

Una vez que entró a su casa, vio a su madre parada en medio de la sala esperándolo como un sargento a punto de disparar a quien se le ponga en frente.

—¡¿DONDE ESTABAS YOUNG SAENG?! —La alfa le gritó enojada a su hijo, ni siquiera lo dejó llegar tranquilo para comenzar a gritarlo. —¿No sabes lo preocupado que está YunHo por ti? Dijo que saliste corriendo de la empresa, quiso alcanzarte pero no pudo.

—Mamá, ¿te preocupa más YunHo que yo? —Indicó Young Saeng decepcionado mientras se señalaba a el mismo. Parece que su madre no se veía ni un poquito preocupada por él, sólo se veía como una mujer imponente demostrando su autoridad. —Ni siquiera quieres saber porqué salí así. Al menos sabes, ¿si estoy bien o no? —Reclamó el menor. Y en ese momento por su mente cruzó que mejor se hubiera quedado en el hospital, para no escuchar los regaños de su autoritaria madre.