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Young Saeng regresó al trabajo, el que estuviera embarazado no significaba que estuviera inválido, su estado no era impedimento para seguir desempeñando un puesto ejecutivo en la compañía de su padre. El mismo puesto de vicepresidente que su madre le quiso arrebatar cuando su padre estaba internado muy grave en la clínica, y que ahora defendería con uñas y dientes porque ese puesto debía de ganárselo a puro pulso y esfuerzo.

Tenía a toda la junta directiva y a los accionistas de la compañía de su parte, así que debía demostrarles que era merecedor de ese puesto tan importante que le habían dado. No sólo por ser el hijo del dueño de la compañía, sino porque era un omega con deseos de superación y salir adelante. Y por supuesto que lo lograría, haría de la empresa de su padre el mejor de todos y del país.

Mejor en ventas, mejor en productos, y los mejores en atención al cliente. Como también, en mejores personas.

El viento fresco del mediodía entraba ligeramente por la grande ventana de la oficina haciendo que el ambiente estuviera temperado y relajado. La atmósfera laboral pacífica y armoniosa, nada fuera de lo ordinario, con un montón de trabajo encima.

La alfa había dejado todo en un completo desastre y al bonito serafín le estaba costando un poquito de trabajo ordenarlas, había contratos de documentos que no podía ni entender. O más bien, contratos sin sentido y nada importantes, ¿que tenía que ver un contrato de arquitectura en una compañía de cosméticos?

Obviamente su madre no sabía nada de negocios y de cómo se manejaba la compañía, más que malgastar el dinero. Y agradece enormemente que haya heredado la inteligencia y sabiduría de su padre, porque si hubiera sido como su autoritaria madre que constantemente le decía que por ser omega debía dedicarse a ser diseñador de modas, modelo, bailarín, estilista, enfermero, secretario, veterinario, agrónomo, jardinero, profesor de guardería, ya que esas profesiones iban mejor con los omegas. Ahora hubiera estado en un gran dilema, el significado de no saber absolutamente nada.

Su madre al ser alfa no perdía la oportunidad de denigrarlo y restregarle en la cara que era un inutil e inservible omega que sólo servía para incubar cachorros. Pero aunque haya sido así, él nunca perdía la oportunidad de demostrarle que no solo era un omega que servía para las labores domésticas e incubar cachorros, sino un empresario inteligente y exitoso como su padre.

Al ser omega no significa que no pudiera ser un empresario exitoso como los tantos alfas que hay en el mundo.

Y uno de ellos era Hyun Joong, un rico empresario y el único heredero de una familia millonaria con la vida resuelta y asegurada que podría tener al omega que quisiera rendido a sus pies, pero no, pues el alfa cayó rendido ante los encantos excelsos de un bonito omega irresponsable que lo arroyó sin querer con un auto. Aunque el alfa en su momento pensó en denunciarlo por el agravio, no lo hizo, algo dentro de él le decía que debía de darle una oportunidad a su agraviante de disculparse, y nunca se arrepentirá de haber tomado esa decisión porque así conoció a su bonito omega. Y a la vez ganándose un agradecimiento y aplauso por parte de su lobo que no quería que denunciara al bonito chico, porque aseguraba que era su omega destinado. Su lobo y él habían quedado embelesado por la ternura que emanaba el bonito omega.

¡MARCAS DEL DESTINO! [Omegaverse] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora