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El sabor dulce del té de jazmín deleitó a su paladar haciéndola desear más, lo olio profundamente hasta deleitarse con el rico aroma del jazmín y dejando que se colara por todo su escultural cuerpo

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El sabor dulce del té de jazmín deleitó a su paladar haciéndola desear más, lo olio profundamente hasta deleitarse con el rico aroma del jazmín y dejando que se colara por todo su escultural cuerpo. A pesar de que era madre, JiEun mantenía su figura cual joven de veinticinco años adicta a los ejercicios de gimnasio y el bisturí. Se inclino hacia adelante y dejó reposar la taza de té sobre la pequeña mesita de vidrio de la sala.

Agarró un pequeño cubierto y lo utilizó para comer tranquilamente su pastel de fresas y chocolates sin preocuparse por nada.

—Quiero otro pedazo de pastel. —Dijo JiEun extendiendole la pequeña vajilla vacía a una de las empleadas. Una mucama se le acercó con temor y nervios, y con una leve reverencia tomó la vajilla entre sus manos.

—Si Sra. Heo. —Dijo y se encaminó hacia la cocina.

Pasó varios minutos y la misma mucama regresó con la orden que le pidió la elegante mujer. JiEun lo tomó entre sus manos, y comenzó a comerlo y saborearlo con una tranquilidad desesperante. Cada cucharada que se llevaba a la boca parecían eternos. Es como si tratara de competir contra el tiempo y el reloj.

"¡¿Qué mala es?!", "¡Es una mujer despiadada y desalmada!", "No tiene corazón", "Pobre del Srto. Young Saeng", "La Sra. Heo tiene un corazón de piedra", "Ojalá que llegue pronto el Sr. Heo, sino el Sr. Jung terminará violando a su propio esposo", "Ese tipo da miedo", "Es un alfa muy violento y agresivo, pero la madre es peor", "Que suerte tuve de no tener a esa mujer como mi madre, ¿sino fíjense?", "Deberían llevarla con los del Alto Mando para que la castiguen con el peor de los castigos por ser tan mala y bruja"

Las empleadas murmuraban entre sí mientras miraban a la Sra. Heo que no movía ni un dedo para ayudar a su hijo que gritaba pidiendo auxilio, se veía muy tranquila y serena disfrutando de su postre matutino como si nada le preocupara.

Young Saeng desde su respectiva habitación estaba gritando y pidiendo auxilio como un loco desesperado, armando un escándalo para que alguien lo ayudara; pero nadie se atrevía a mover un músculo para ayudar al menor a menos que JiEun lo autorice.

~¡Mamá ayúdame, ayúdame por favor!

~¡Auxilio! Nooo… ¡YunHo no! ¡Déjame!

—¿Huh? ¿Pero que desorden? ¿De verdad aquí viven humanos? —Mencionó la alfa mientras limpiaba con un pañuelo de color blanco la pequeña mesita de vidrio que se había empapado con un poco de té. —Este lugar parece la casa de un cerdo. ¿Qué desorden? —Alzó la vista para encarar a sus empleadas, quienes al entender la indirecta le quitaron la vista de inmediato.

—No pienso quedarme de brazos cruzados, iré a ayudar al niño Young Saeng. ¡Ese hombre es un patán! —Dijo la nana María al contemplar minuciosamente que la Sra. Heo no haría nada para ayudar a su hijo.

—Nana María, si usted pone un pie fuera de esta sala, queda despedida. —Amenazó severamente JiEun a la nana, quien quedó sorprendida porque la Sra. Heo no podía caer tan bajo como para quitarle el trabajo. Sin embargo la mirada fría e indiferente que le dedicaba la elegante mujer, supo que era verdad. —Usted, no tiene nada que hacer ahí como intermediaria de un matrimonio. ¡YunHo es el esposo de Young Saeng y punto! Dejalos que arreglen sus propios problemas, no se meta en lo que no le importa.

¡MARCAS DEL DESTINO! [Omegaverse] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora