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Una fuerte cachetada fue dejado sobre la mejilla izquierda de JiEun, quien sólo se burló de puro goce al ver la expresión dura y enojada en el rostro de su esposo.

—¡¿Cómo pudiste hacerle algo así?! ¡A tu propio hijo! —le gruñó furioso a su esposa.

—¡¿De qué demonios estas hablando?! —gruñó la alfa, fingiendo estar ofendida.

—¡¿De esto?! —le enseñó a su mujer la pequeña botellita de acetona que encontró en su bolso fino de diez mil dólares. La alfa le miró impresionada por su audacia, pero no mostró ningún indicio de duda en su rostro que demandaba sospecha y quedar descubierta frente a su esposo. Nadie debía de saber para que utilizó la acetona. —¿Y me preguntas de qué hablo? —rio amargamente.

—¿Que tiene esa botella de acetona? —pregunto, con inocencia fingida.

—¡Así que vas a seguir manteniendo tu mentira! —reprimió su voz de mando quedando atorado en su garganta, pero aún así su voz se escuchó severa y punzante.

JiEun lo miró fríamente, y alzó los labios en una sonrisa lasciva. —¿No se de que demonios me estas hablando, Joon? Pero si me explicas, quizás pueda entenderte. —llevo su vista hacia sus propias uñas largas y con una perfecta manicura, dando a entender que sus perfectas uñas postizas y embalzamadas eran más importantes que las vociferaciones sin sentido de su esposo, que al punto de vista de ella eran infundados.

Sabía a que se refería JoonGi con la acetona, pero no iba a abrir la boca para aclarar lo que hizo con ella. Sabiendo perfectamente que alguien muy lindo era sensible a ese tipo de químicos muy fuertes. Y más aún con ese sensible olfato que tiene, seguramente fue a parar al hospital por contusiones severas.

Sonrió internamente, satisfecha.

Había logrado su cometido.

¿Y si le preguntaran si estaba arrepentida de haber mandado al hospital a su hijo? Por supuesto que no lo estaba.

No sentía ni el más mínimo remordimiento por ello. Toda una témpano de hielo.

Esforzándose olímpicamente para no darle otra cachetada a su esposa por ser peor que una bruja despiadada y apretando aún los puños por lo bajo, JoonGi abrió la boca nuevamente para hablar: —¡¿Cómo no me fijé antes del monstruo que eres?! Una madre no trata así a sus hijos…¿No tienes ni un poco de conciencia por lo que le hiciste? ¿No te remuerde la conciencia? ¿Qué clase de madre eres? —le reprochó.

—Si me vas a dar clases de moralidad y como educar a mi hijo, pierdes tu tiempo… —respondió, impuesta en su firme respuesta. —Y si te refieres a lo que le pasó a Young Saeng en el rostro, seguramente fue castigo divino por adúltero. Porque te recuerdo que aunque Young Saeng haya sido reclamado por otro alfa, legalmente sigue casado con YunHo. Y eso es un acto inmoral. —añadió.

¡MARCAS DEL DESTINO! [Omegaverse] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora