💧;037

80 15 7
                                    

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.


No había pasado ni una semana pero ya estaba cansado y harto de estar encerrado en esas cuatro paredes que lo privaban de su libertad, ya parecía un león enjaulado rugiendo eufóricamente estresado para ser liberado de su prisión, y más aún cuando allá afuera el clima era tan favorable; un majestuoso sol brillando intensamente en un cielo celeste y despejado sin nubes blancas y esponjosas haciéndole compañía.

El aire fresco del mediodía entraba por la amplia ventana del apartamento haciendo danzar a las cortinas de seda sensualmente, el espacio era tan grande y él tan solo. Hyun Joong había salido a la calle, y dijo que volvería más tarde, tenía algo muy urgente que hacer. Quiso ir con él, pero el alfa se lo impidió, alegando que aún no estaba bien para exponerse a los rayos ultravioletas.

Si seguía encerrado como una ostra solitaria, moriría del aburrimiento.

Suspirando sin ganas, se bajó de la cama para buscar algo con que entretenerse, ni siquiera podía ver la televisión para desaburrirse, sus ojos aún no estaban del todo recuperados para soportar la radiación que emitía invisiblemente el televisor.

—¡Estoy aburrido! —chillo frustrado, mirando un reloj de bolsillo de los años 70, que Hyun Joong tenía de adorno sobre una cómoda.

Y siguió husmeando entre las cosas del alfa, no era de esas personas entrometidas ó curiosas que van rebuscando por ahí las cosas privadas e íntimas de su pareja, pero necesitaba tener las manos ocupadas en algo para no aburrirse, sin embargo, no encontró nada con que distraerse. Bueno, si había, era un juego de mesa para dos personas ó más, ¿pero que sentido tenía jugarlo solo? Y con Hyun Joong se estaba volviendo un hábito jugarlo últimamente.

Solo espera que Hyun Joong no tarde mucho como le dijo.

Dejando el dichoso juego en su mismo lugar, regresó a la cama y se tapó los pies con las sábanas, por estar caminando descalzo dentro de la habitación los pies se le enfriaron. Agarro de nuevo su libro, y cuando se disponía a leerlo una llamada entrante a su teléfono móvil lo distrajo e inmediatamente contestó la llamada sin mirar quien lo estaba llamando.

—Hyun, ¿ya vienes? Estoy aburrido. —dijo. Pero solo recibió el silencio tétrico de la otra persona conectada a través de la llamada telefónica. —Hyun…¿estás ahí? —preguntó.

—Así que tu querido amante no está contigo, mi amor. —Y el omega al escuchar la reconocida voz de su aún esposo, porque aún no se había divorciado de él legalmente, la presión se le bajó comenzando a sudar frío. He inconscientemente su cuerpo comenzó a sufrir espasmos que no habían sido invocados, esa voz poderosa que demandaba respeto y sumisión definitivamente le daba miedo. Mucho mucho mucho miedo.

Y sin ser consciente, Young Saeng comenzó a morder fuertemente su labio inferior hasta hacerlo sangrar.

—Si estas tan solito, mi amor…Puedo hacerte compañía. Tu sabes que eso no es ningún problema para mí, soy tu esposo y mi deber es estar a tu lado. —Tal vez era un enfermo psicópata por decir algo así, pero como no poseía conciencia ó quizás nunca lo obtuvo, se sentía orgullosamente feliz de sembrar el pánico y temor en su aún esposo. —Puedo borrar esa sucia marca que ese maldito infeliz te dejó…¡Nadie toca lo que es mio! Eres mío Young Saeng, mi omega. Siempre lo haz sido, aunque no lo recuerdes. —soltó con burbujeante malicia, mientras le daba otro sorbo a su bebida alcohólica.

¡MARCAS DEL DESTINO! [Omegaverse] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora