Fury

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Amalia Linner

Desde el día en que había asesinado a ese hombre, no dejaba de pensar en mi madre, quien con su último aliento me había pedido que no dejara de ser la niña dulce, tierna y pura que era, a pesar de que el mundo se viniera abajo, pero la niña dulce ya no estaba, no después de asesinar a alguien a sangre fría. Recostada en mi cama, pensando el porque me dieron esa misión, me inundé en mis pensamientos, sin notar la presencia de Walker, quien ingresó a mi habitación sin tocar.

—Hola muñeca—dijo riendo gracias a mi reacción por verlo de sorpresa.

—¿Que mierda haces aquí?—le alegué—Te he dicho que no entres sin tocar.

—Muñeca, tú sabes que tenemos una conexión, es inevitable—se dirigió a mí, rápidamente me levanté de la cama, alejándome.

—Sal de aquí o te juro que te mato—dispuse segura de mi misma.

—De acuerdo—dijo Walker levantando sus manos en señal de paz—Me iré, pero no te librarás de mí muñeca—dijo sin antes tirar un beso en mi dirección. Sentía miedo de estar sola con Walker, sabía perfectamente que estaba obsesionado conmigo desde niña, pero tampoco quería hablar con Owen sobre eso, ya que sabia que le creería al pervertido antes que a mí.

Un poco más tarde, salí a entrenar, y allí vi a Owen acercarse, me puse en posición inmediatamente, sí que le temía a ese hombre.

—Amalia, como completaste tu primera misión sin problemas, te daré otra—estipuló Owen, sin pensarlo dos veces y con el miedo asechando cada parte de mí, pregunté.

—¿Cual es la verdaderamente razón de todo esto? ¿Soy tu nueva sicaria?—dije firme.

—Mira niña, son cosas que no te importan—respondió—No te entrometas o tendré que castigarte.

—Esa jaula, esa maldita jaula—pensé

Ya había oscurecido, eran aproximadamente las diez con treinta de la noche, estaba lista para mi próxima misión, Nick Fury, leí en mi mente el expediente que Jobbs me había entregado horas atrás, y quien estaba observándome desde muy cerca junto con Walker. Caminé hacia la parte trasera de una gran instalación, llamada SHIELD, totalmente cubierta, ingresé tan sigilosamente que una pluma era mas ruidosa, ni los guardias se percataron de mi presencia, que con un solo golpe en la nuca los adormilé y les robé las tarjetas de seguridad. Mirando cautelosamente a mi alrededor, pude ver los pasillos vagamente iluminados por una luz tenue, seguí caminando con la espalda contra la pared y mi arma en la mano, atenta a cualquier situación que ocurriese, una voz llamó mi atención, la cual estaba conversando con alguien por teléfono.

—Agente Hill, estaré bien, no te preocupes, ya me iré, solo quiero saber que pasa con el agente encubierto en las instalaciones de Owen—comentaba el moreno detrás de su escritorio, silenciosamente me adentré en la oficina, caminé hasta acercarme lo suficiente y escuchar el nombre de mi padre, dirigí la punta de mi pistola a la cien del moreno, quien al percatarse, corta el celular en una señal pacífica.

—Tranquila, podemos hablar sobre esto—dijo Nick con una voz que transmitía confianza.

—¿Sobre qué instalaciones hablas?—pregunté inquieta.

—Sé quien eres, te llamas Amalia, Amalia Linner—balbuceo el moreno.

—¿Cómo lo sabes?—le dije presionando más aún mi pistola en su cabeza para que me respondiera.

—Tu padre, es líder de una organización, ha matado a muchos hombres, lo conocí, tiene una visión muy extraña del cómo conseguir poder—me respondió.

—¿Como lo conociste?—dije intrigada.

—Tu padre era un soldado muy ambicioso, llegó muy alto, el más alto nivel militar, pero él quería más, quería que Estados Unidos fuera la cúspide de los demás países, y no le importaba el costo, obviamente el gobierno lo dió de baja por haber creado una élite de soldados proponiendo la eliminación de todos los que se oponían al surgimiento.

Estaba muy confundida, aterrada, no sabía que pensar, pero algo dentro de mi, quise creerle al hombre.

—Hace unos años, murieron muchos hombres importantes, de países aliados y no aliados, nunca pensamos que Owen estaba detrás de todo, pero después de investigar, era él. No sabíamos de ti hace poco más de un año, cuando un agente encubierto te vió dentro de sus instalaciones, que quizás Owen te usaría para sus planes—dijo Fury haciendo señas para tomar una carpeta que estaba en su escritorio, la tomé y leí su contenido. No lo podía creer, o quizás sí, en partes, mi padre era un desquiciado, no me sorprendería que me haya arrastrado hacía todo esto, bajé el arma y me senté en el suelo, con los ojos llenos de lágrimas, no quería llorar frente al desconocido, pero sentía la necesidad de hacerlo.

—Veo que no sabías nada—dedujo el hombre—Tranquila, pronto pasará—dijo tan dulcemente que sentí por primera vez en diez años, que alguien se preocupaba por mi. No sabía que hacer, ¿volver? ¿irme para siempre?, pero como lo haría si Jobbs y Walker estaban vigilándome, caminaba de un lado a otro, con mi cabeza llena de pensamientos.

—Oye tranquila, mira, estás confundida, lo sé, pero si quieres, puedes contarme como llegaste con Owen y quizás pueda ayudarte—me habló con un tono dulce para tranquilizarme.

—Yo no llegué con Owen, él me secuestró—susurré, mientras me sentaba en el suelo con el rostro entre mis manos—Y mató a la única persona que me amaba en el mundo.

Y así empecé a contarle mi historia, a ese hombre, el primer hombre o ser humano que mostraba compasión y empatía hacia mi, por primera vez en años.

The girl with green eyes [Druig]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora