control

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Mientras todos estaban atentos a la escena, Amalia estaba avergonzada.

—¿Pero qué mierda les pasa?—dijo en voz baja—Lo primero que les pidieron es NO hacer un espectáculo antes de la boda y qué es lo primero que hacen—Amalia sólo rodó los ojos y se fue junto con Nat a su habitación.

En cambio Druig, seguía furioso, recordaba cada frase del soldado, sentía fuego dentro de sí, quería hacerle pagar palabra por palabra, no quería armar una pelea, pero antes de irse tenía que hacer algo, esto no quedaría así.

Luego de unos minutos, Nat logró convencer a Amalia para volver a la fiesta, no le arruinarían la noche, así que emprendieron camino de vuelta al salón, pero justo antes de llegar, Amalia quedó paralizada ante lo que estaba viendo, con el corazón latiendo a mil, con las lágrimas cubriendo por completo su vista luchando por salir, cada músculo de su cuerpo estaba en tensión. No escuchó lo que Nat decía a su alrededor, solo cerró sus ojos con fuerza y las lágrimas salieron sin cesar por sus mejillas, analizando lo que acababa de ver, tomó aire y salió de allí corriendo, con el alma destrozada, con el dolor y la traición invadiendo todo su ser.

Era Bucky besando apasionadamente a una misteriosa chica, llevándola con rapidez en dirección a su habitación, sin ni siquiera percatarse de la presencia de la castaña. Nadie pudo apreciar esa escena, sólo Amalia, Nat, y también un chico con el corazón roto, lleno de rabia y con ganas de hacerle pagar al soldado todo lo que dijo.

Minutos antes, al ver a Amalia salir del salón con Nat, Druig quiso controlar a Bucky para que viviera en carne propia la culpa y el arrepentimiento, que al verse despertar con otra chica, sintiera como era no ser digno de Amalia.

[sí, un plan desastrosamente cruel]

Sigilosamente sin que nadie lo viera se adentró en la mente del soldado, cumpliendo su cometido, pero sin saber que Amalia había visto todo, que por su culpa, su chica estaba sufriendo en esos momentos.

Al terminar, se fue a despedir de los vengadores que aún estaban allí.

—Te extrañaremos—dijo Sam brindándole la mano.

—Espero que vengas a nuestra boda—agregó Visión—Amalia estaría feliz.

—¡Visión!—interrumpió Wanda con los ojos bien abiertos.

—Me hubiese gustado despedirme de ella pero creo que se fue enojada—dijo Druig con la mirada triste.

—Es mejor así—susurró Wanda dándole un abrazo—Tienes que venir a mi boda.

—Por supuesto, no me la perdería—respondió sonriendo Druig.

Pietro y Steve se acercaron al eterno, para ser sinceros, esos días juntos en Inglaterra los hizo estimarse aún más.

—Estaremos en contacto—dijo Steve estrechandole la mano para luego abrazarse fuerte.

—Si no fuese por ese soldadito—fue interrumpido

—Pietro, por favor—dijo Steve—Hablando de Bucky ¿lo han visto?

Druig negó nervioso, al igual que los demás, para su suerte, nadie había visto nada, bueno eso creía.

Al terminar de despedirse de todos, el eterno emprendió el viaje lejos de los vengadores, lejos de su Amalia, trataría de sacarla de su mente y corazón, aunque bien sabía que le sería imposible.

Mientras, la pelirroja aún buscaba a su amiga desesperada, había salido corriendo tan rápido que no pudo alcanzarla, sabía que tal escena le había roto el corazón, sabía que la necesitaba. Finalmente la encontró, sentada allí en el suelo, con una foto de Tony en sus manos, viendo fijamente el dibujo plasmado en la pared de la habitación.

—Pequeña—susurró Nat. Amalia sin voltearse le habló.

—¿Sabes lo que me diría Tony en estos momentos? Primero diría "lo voy a matar", luego me diría que soy una gran mujer, que no debería derramar ninguna lágrima por ningún hombre, solo por él—dijo riendo—Que no debería bajar la cabeza, que soy incomparable.

—Y luego te daría dinero para que te fueras a comprar lo que quisieras—agregó Nat sonriendo levemente.

—Sí—dijo riendo Amalia para luego quedarse seria y en silencio.

Luego de unos minutos así, al final habló.

—Esto no me derrumbará Nat—dijo poniéndose de pie limpiándose las lágrimas.

—Oye, está bien sufrir, a cualquiera le rompería el corazón lo que vimos, está bien llorar y–

—No—dijo en seco la castaña interrumpiendola—Me cansé de llorar siempre, de sufrir, y sí, nunca imaginé que me haría algo así, pero lo hizo, la persona que creí que nunca me haría daño en la vida, lo hizo, y de una manera asquerosa, pero ya no aguantaré ninguna humillación más, no seré el motivo de lástima de los demás.

Natasha estaba sorprendida, su amiga nunca había hablado en ese tono, con ese desplante, tan oscuro, tan roto, era como si a su Amalia le hubiesen apagado su ternura y pureza.

—No te sorprendas, soy Amalia Linner ¿no? Algo tendré en mis venas de ese hijo de puta.

The girl with green eyes [Druig]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora